sábado, julio 11, 2009

UN DÍA PARA LA ESPERANZA

Ayer, ya bien entrada la noche, me sentí fuertemente esperanzado. Era tarde y estaba cansado, pero había merecido la pena el esfuerzo. Les cuento por qué y ustedes decidirán si hay motivo o, sencillamente, soy un iluso.

Para los y las que hemos escuchado a Gregorio Gordo, Coordinador de IU en la Comunidad de Madrid, su informe político, el 10 de julio se ha convertido en un día de esperanza, un día en el que tenemos nuestro propio “yes, we can”, que no significa otra cosa que finalmente hemos tomado conciencia de que si queremos, podremos. Y vamos a querer.

Sin embargo, que nadie crea quese trata de una esperanza basada más, en una especie de fe de tipo religioso, que en la percepción de la realidad. Sabemos de sobra que IU no se va a convertir de la noche a la mañana en la fuerza preponderante de este país y que tampoco va a poder transformar la sociedad hacia un modelo más justo, más sostenible, como se dice ahora, más igualitario. También somos conscientes de que no se pueden cambiar los hábitos de un día para otro; el camino será, sin duda, largo y lleno de dificultades. Pero se va a recorrer.

Tampoco tenemos una esperanza mesiánica. Estamos seguros de que no va a aparecer un líder carismático, ese que según Max Weber es reconocido porque está por encima de todos y todos lo admiten así, para que nos resuelva todos los problemas internos y externos. Una especie de vendedor de humo, con grandes gestos destinados a la galería y muchas promesas en la cartera, que jamás cumple. Esta organización huye de los líderes de ese tipo, se los dejamos a otros.

Nuestra esperanza a partir del 10 de julio, está en nosotros mismos, en nuestro trabajo, en nuestra voluntad de salir adelante, en nuestra capacidad de reacción, en nuestra fortaleza ideológica, en nuestra convicción, en definitiva en nuestro propio esfuerzo y en la capacidad de creer en nosotros mismos y en nuestro proyecto que es, además de un proyecto político, un modo de entender la vida, basado en la justicia y la libertad.

Porque si no empezamos por creer en nuestra propia capacidad, en nuestras ideas, en nuestras propuestas, difícilmente vamos a convencer a los demás de que lo que decimos es bueno para la mayoría y, que no le quepa a nadie la menor duda, de que es bueno para casi todos. Ahora nos toca explicarlo para que se entienda.

Venimos, muchos de nosotros, de épocas en la que con mayor o menor empeño, queríamos cambiar el mundo, construir el socialismo; aspirábamos a una sociedad mucho mejor. Incluso a algunos, querer eso, les costó la vida. Tenemos que hacer realidad la esperanza que ellos y ellas tuvieron.

Hoy, ciertamente, somos más modestos. Aspiramos a cambiar lo que verdaderamente se puede y debe cambiar y, también, a no perder lo que hemos conquistado con tanto esfuerzo y que los de siempre nos quieren robar. Tenemos los pies pegados al suelo.

Por eso, alejados de posturas maximalistas, tenemos la esperanza de que este mensaje cale en los ciudadanos; de que sea el nuestro un proyecto al que se puedan sumar cuantas más voluntades mejor, sin importar procedencias, ni ortodoxias.

Tenemos la esperanza de recuperar todo el espacio que desgraciadamente, muchas veces por nuestra causa, por no haber entendido en demasiadas ocasiones por dónde va la sociedad, hemos ido perdiendo paulatinamente. Lo vamos a recuperar.

A partir de este 10 de julio, es legítimo tener la esperanza de que hemos aprendido de nuestros errores del pasado, de que hemos desterrado, si es posible para siempre, la actitud cainita que muchas veces nos ha costado tan caro.

Tenemos ahora un proyecto integrador, no demasiado exigente, pero sí muy claro y enriquecido, ahora si, con las voluntades sumadas y la esperanza multiplicada.

6 comentarios:

Ciberculturalia dijo...

Txema, no sabes como me alegraría que tu esperanza, quizás tu optimismo, se convierta en una realidad. Hace mucho tiempo que este país necesita de una izquierda clara y contundente. con el convencimiento de que su programa y su discurso va a calar en el electorado. El campo está abonado porque muchos que dieron, a veces también dimos, el apoyo a los socialistas por miedo a que venza la derecha, ahora creo que no lo harían por propia desesperanza viendo como el gobierno de ZP es un gobierno pactista, debil e incapaz de afrontar una seria política de izquierdas.
Por eso tu optimismo de anoche a mi también me llena de esperana.
Un abrazo estimadísimo bloguero

Txema dijo...

Cármen, ¡ojala! que mi optimismo se convierta en realidad. Y, verás como es posible mejorar, paso a paso, día a día.

Siempre me acuerdo de uno de los hombres que más admiro: Salvador Allende. Él nos dejó un legado que se resume en las últmas palabras de su discurso, no sólo a los chilenos, sino a todo el mundo.

Y es que, más pronto que tarde se abrirán las grandes alamedas, por las que pasarán los hombres libres. Ayer empezó en Madrid la primera alameda.

Morgana dijo...

buenos días!

Ojalá que suceda como dices. Se necesitan cambios, pero cambios coherentes y una izquierda valiente y con conocimientos, una izquierda inteligente.
Justo hoy estoy bastante molesta con la izquierda, pero con la izquierda cómoda, la fácil y la extremista que pone unos cartelitos por mi ciudad que llena de rabia e impotecia. A ellos, hoy mi post.

Un abrazo y ánimo!

Anónimo dijo...

Ojalá no se quede en 'mera esperanza', pero tengo mis dudas. Es lo que tiene el escepticismo reinante estos tiempos, que contagia.....Vaya, como la gripe A.

Txema dijo...

Si, hoy es un mal día para eso de las esperanzas.

Txema dijo...

Te entiendo, y si no te entediera merecería la pena hacer cualquier esfuerzo por entenderte. Faltaría más.

En cuanto a la edad, sólo tienes dos años más que yo, o sea que...

Ya en la entradilla os dije que esperaba de vosotros una opinión y, como verás por los comentarios que van apareciendo, me da la impresión de que estoy más cerca de ser un iluso de lo que yo mismo creo y eso que me tengo por escéptico.

De todas formas gracias por seguir visitando este blog.

un saludo para mi jóven bloguera