Hay que agradecer a Trinidad Jimenez, la flamante ministra de Asuntos Exteriores de ZP, su sinceridad a la hora de referirse al problema del Sahára Occidental. Una cuestión en la que la responsabilidad de España es manifiesta por muchos años que pasen y muchos gobiernos que se sucedan.
Tras finalizar el Consejo de Ministros del 12 de noviembre, Trinidad Jimenez, dejó muy claro cuales son las prioridades y los intereses del gobierno de España, en cuyo nombre actúa, a la hora de solucionar este largo y terrible conflicto.
Más allá de la retórica propia de los ministros de exteriores, con las consabidos deseos de un rápido acuerdo entre las partes, la ilustre ministra, perdedora ante Tomás Gómez para intentar conquistar la Comunidad de Madrid de las garras del PP, dijo que Marruecos es un socio de especial interés para España y que así lo va a seguir siendo en el futuro, pase lo que pase.
Evidentemente se refirió a intereses como la prevención del terrorismo islámico, el tráfico de drogas y el control de la inmigración denominada ilegal. Son éstos, temas en los que la colaboración de ese país del Magreb, como todo el mundo sabe, es esencial y de eficacia probada.
Pero, curiosamente, ocultó deliberadamente, o porque quizá su colega Carme Chacón y su no menos colega Miguel Sebastián, una en Defensa y Otro en Industria, no le han informado a tiempo de que el gasto militar del reino alauí en España ascendió durante los tres últimos años a 340 millones de euros. Es decir se trata de ventas de armamento autorizadas por ZP.
Y ello, pese a que Marruecos es un país con un claro conflicto militar, por lo que se le podría incluir entre los países a los que no se les debe vender armas.
Ahora, gracias a la encomiable sinceridad de Trinidad Jimenez, sabemos que los intereses de España, también son, según ZP, pues él mismo autorizó venta de armas en 2007, los de su industria militar.
Quienes posiblemente no sepan esto sean los saharianos porque, cercados y aislados del mundo por Maruecos, viven en condiciones miserables y sufren una feroz represión, que el gobierno defensor de los intereses de España no condena, pero, eso sí, lamenta.
Pero quienes sí lo sabemos y no lo vamos a olvidar en absoluto, somos nosotros.
Sabemos que para ZP no existe más interés que el comercial. Quien se inclina ante los poderosos y los mercados no es capaz de poner en su sitio al primo del monarca.
Evidentemente ¿qué significan unos cuantos miles de nómadas comparados con los intereses de España? Nada, absolutamente nada.
Y, curiosamente, este gobierno quiere impedir a Batasuna que se presente a las próximas elecciones porque no condena y sólo lamente la violencia de ETA.