Estoy muy preocupado. Temo que el felón de la Moncloa haya leído mi ultima entrada y haya decidido no esperar más y al grito de ¡a mi la CEOE! y arropado por 44 de los grandes empresarios, de los que más ganan, de los que empleo generan, se prepare para dar otra puñalada a los trabajadores.
En el último párrafo de esa entrada -maldita sea- decía que aún queda tiempo hasta las elecciones de 2012 para que este indeseable pueda agredir a la clase trabajadora con sus reformas, con sus medidas serviles con los poderosos y sus recortes sociales. Pero, desde luego, lo que no me esperaba es que poco más de 24 horas después ya tendría la prueba.
Si señores, el traidor ya ha llamado en su ayuda a las mayores empresas del país y, por supuesto, ha ignorado por completo a las pymes y a los trabajadores, que se enterarán de las medidas cuando ya las tengan encima. Las ha llamado para explicar el pacto del euro.
Pero, en qué consiste ese pacto del euro. Pues sencillamente es una imposición de la bruja que gobierna con mano de hierro en Europa, frau Merkel. No hay tal pacto, porque para que lo hubiera, tendría que existir un acuerdo entre las partes y aquí lo que hay es un trágala de un tamaño descomunal.
La Merkel, con su gesto avinagrado, impone el pacto que eufemísticamente llaman del euro, para defender esa moneda única, aunque en realidad es una forma de decirnos a todos cómo tenemos que trabajar y qué debemos entender por ser competitivos.
Motivo real: aceptar -de mala gana- que el fondo de rescate para países con dificultades se amplíe hasta los 750.000 millones de euros. Es evidente que frau Merkel no quiere arriesgar lo que cree su dinero para sostener a unos incompetentes.
Como ya conocemos de sobra al traidor que se proclama presidente del Gobierno de España, que en realidad es el palanganero de los poderosos, nos podemos imaginar en qué va a consistir ese pacto. Ajustar los sueldos a la productividad, pero por lo bajo, no por el nivel más alto.
Así que preparémonos para que en el futuro (no muy lejano) nuestros salarios vengan determinados por un concepto tan fácil de manipular como es el de la productividad y en el que hay conceptos tan diferentes en la propia Unión Europea.
Aquí, en nuestra querida España, muchos creen, fundamentalmente los empresarios, que la productividad consiste en estar horas y horas disponible, con unos horarios absurdos que impiden cualquier otra actividad. Eso es ser productivo.
Sin embargo en otros países, como en la propia Alemania, es justo al revés y el estar horas y horas para hacer tu trabajo, se considera un síntoma de torpeza y de escasa productividad.
Pero, por qué será que creo que el necio este de aquí va a decir que hay que trabajar más y cobrar menos, a los trabajadores claro, no a los ahora llamados.