Me imagino que no hace falta ser una lumbrera para deducir por dónde nos va a llegar el siguiente estacazo. La horripilante alemana Frau Merkel y su amigo Mafo, ya andan anunciando que hay que desvincular las subidas salariales del indice del Precios al Consumo. No tardarán mucho Yogui y Bubu en negociar un gran acuerdo social para que también los mercados se salgan con la suya en esto.
Verán amigos, tengo un respeto reverencial por los sindicatos; considero que han sido (y deberían ser) esenciales en todos y cada uno de los avances de la clase trabajadora y que gracias a ellos hemos logrado pasar de la esclavitud al estado del bienestar. Esto lo creo como un dogma de fe y, últimamente, soy poco dado a los dogmatismos.
Pero Yogui y Bubu han logrado que UGT y CCOO se parezcan a una organización sindical como un huevo a un castaña.
Querría creer que los culpables de las barbaridades que se están fraguando contra los trabajadores son únicamente obra del felón pero, desgraciadamente, los hechos son tozudos y demuestran lo contrario, por mucho que algunos se empeñen en cargar la responsabilidad sólo en una de las partes.
Por lo que se refiere a CCOO, el sindicato en el que milité tantos años, resulta patético comprobar que casi ni una sola voz se ha alzado contra el pacto del pensionazo aprobado por una aplastante mayoría. ¿Nadie cree que es nefasto?
Por lo tanto, de cara al futuro, supongo que la actuación de las dos centrales sindicales va a continuar en la misma línea que en la actualidad; esa especie de patriotismo que se traduce en arrimar el hombro para sacar a los bancos y al capitalismo especulativo de una crisis que ellos mismos han provocado.
Sin embargo, pese a mis reticencias, estaría dispuesto a hacer un esfuerzo si tuviera la seguridad de que mi aportación, al final, sería en beneficio de la clase a la que, sin duda, pertenezco: los trabajadores. Pero no va a ser así.
Y ya veo en el horizonte los nubarrones que anuncian la próxima tormenta: salarios e IPC. Seguro que dentro de poco empezarán las presiones para que se desvincule por completo una cosa de la otra, con lo que se pretenderá demostrar que así se es más competitivo, de forma que se equipare ese concepto -productividad- con el de sueldo miserable. O, como muy bien expresó ese prócer del empresariado cuyo nombre omito porque es repugnante, trabajar más y ganar menos.
Y veo de nuevo a los cabecillas de CCOO y UGT, haciéndose una foto para contentar a los mercados, uniendo sus manos con el felón y la CEOE, para demostrar que aquí cuando nos bajamos los pantalones lo hacemos a conciencia.
Y, entre tanto, Botín, dice que las medidas del Gobierno son magníficas. Esto sería ya de por sí, suficiente.