domingo, abril 29, 2012

FRENTE AL FASCISTA DEL ELÍSEO, VIVA LA FRANCIA LIBRE




Hace unos pocos días Nicolás Sarkozy dijo que para él era un honor que un comunista le llamara fascista. Pues bien por mi que no quede,  porque el inquilino del Elíseo es un fascista por mucho que lo quiera disimular.

Quedan pocos días para que los franceses elijan a quien va a ser su presidente en los próximos años. Como todos sabemos hay sólo dos opciones: El fascista Sarkozy o el socialista François Hollande. El retroceso o la esperanza,  la alianza como segundón de merkel y su maldita austeridad o la posibilidad de construir una nueva Europa.

En realidad,  y con esto no descubro nada,  en Francia se decide mucho más que una presidencia nacional;   se ventila cómo va a ser el futuro de Europa,  sobre todo en lo que se refiere a los países del sur,  condenados por el fanatismo y la obsesión de merkel que se limita a hacer juicios de valor,  sancionar e intervenir allí donde le place,  a los que considera réprobos;  una nueva especie de untermenschen al mejor estilo de Hitler.

Francia ha tenido la oportunidad en estos años pasados  de ser el contrapeso a la Alemania prepotente de merkel,  a la Alemania que muchos vemos de nuevo como un serio problema para la construcción y convivencia europea  a la que,  por cierto,  no nos oponemos en absoluto como cuestión filosófica,  pero si con esta visión dirigida desde el el IV reich.

Pero no. Sarkozy,  prefirió una alianza con la derecha alemana incluso en contra de su propio interés que,  al final,  no puede ser nunca el de Alemania. Francia tendría que haber liderado la resistencia,  haber liderado la esperanza de todos los que siempre hemos considerado a ese país la punta de lanza contra la bota prusiana.

Quizá,  en su descargo,  habría que decir que si los pacatos y serviles presidentes socialistas del Reino Unido,  España y Portugal,  además de Grecia hubieran presionado en vez de aceptar sin rechistar las órdenes de merkel,  las cosas hubieran sido distintas. Pero,  en todo caso,  él también se plegó sumiso al dictado de Berlín.

Ahora,  además,  sale el verdadero rostro de Sarkozy. No tiene el más mínimo inconveniente ni escrúpulo en pedir a la extrema derecha de Marine Le Pen que le ceda sus votos con tal de seguir en la poltrona. Triste final para una presidencia que pasará a la historia como una de las más detestables de Francia,  comparable a la colaboracionista del dúo Pétain Laval.

Mensajes racistas y xenófobos, comparaciones insidiosas con otros países "amigos", alimentar el miedo entre los ciudadanos y buscar alianza con quienes siembran la discordia y el odio es el legado de este personaje.

Espero sinceramente que Francia arroje del Elíseo a este individuo  canallesco y le encierre en el basurero de la historia,  en nombre de la Libertad,  de la Fraternidad y de la Igualdad.

Hoy de nuevo hay que gritar:  VIVA LA FRANCIA LIBRE!