Lamentablemente, dos militares españoles han vuelto a perecer en la guerra de Afganistán; esa que durante tanto tiempo se nos dijo que era una misión de paz, en la que sólo se trataba de enseñar a los policías afganos a ser capaces de manejarse por sí mismos en un maravilloso futuro democrático.
Pero sucede que en cualquier país del mundo, y Afganistán no va a ser la excepción, no quiere que le vengan a decir cómo tiene que vivir, ni qué gobierno debe tener, ni cuál sistema político debe imperar como forma de convivencia social.
Y donde fracasaron los soviéticos, con la inestimable de ayuda de los EE.UU. que armaron a sus enemigos hasta los dientes, van a naufragar, lo han hecho ya, los estadounidenses que, también en esta ocasión, han chocado con la misma piedra en la que tropezaron en Vietnam.
Lo que es incomprensible, es la tozudez del gobiernillo español en mantener a las fuerzas hispanas en Afganistán. Esa guerra es ya un fracaso sin paliativos; no tiene sentido permanecer ni un día más y no se sostiene bajo concepto alguno la teoría de que al final servirá para dar más seguridad al mundo. Parece más bien que será todo lo contrario.
La única forma de salir, más o menos airoso, es llegar lo antes posible a un acuerdo de paz (aunque sea de mínimos) y no alargar una guerra que nos cuesta, además de la pérdida irreparable de casi cien vidas, asunto que no hay que minimizar en absoluto, más de un millón de euros al día.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, puede resistirse todo lo que quiera a dar ese dato, el del coste de su guerrita, al Parlamento pero, no es un secreto para nadie, que la presencia en Afganistán es una sangría en todos los sentidos.
Hace unos días la ministra justificaba ese gasto para mejorar la seguridad de los soldados españoles en Afganistán y decía muy ufana que los vehículos “lince” eran casi indestructibles. Que poco, desgraciadamente, ha tardado el tiempo en demostrar lo contrario.
Y, ahora, otro funeral de Estado, alguna lagrimita oficial y dos familias destrozadas. Esa es la verdad del resultado de la presencia española en esa misión de paz. Lo demás son mentiras y más mentiras.
20 comentarios:
Todo lo que hay que saber sobre guerras en un país desconocido lo hemos leído en aquellos guerrilleros españoles, mal armados y sin dirección, pero conocedores del territorio, contra el maravilloso ejército de Napoleón...Y, nosotros, que dimos esa lección, la hemos olvidado...
Que gran verdad, que gran verdad.
Mientras escribía, entre indignado y apenado por tanto muerte inútil, he recordado eso que tu traes a colación con tanta certeza.
No hemos sido capaces de aprender nada.
saludos
Esto debería haber terminado ya hace mucho tiempo.
Bicos
Pues ya ves Dilaida, resulta que nos quedamos allí hasta 2014, más que EE.UU. Y es que a "héroes" no nos gana nadie.
bicos
Hay que largarse de allí. No tiene ningún sentido. Nada de lo perseguido se ha conseguido. La guerra se ha perdido. Punto y final.
Salud y República
Así es Rafa. Ni un minuto más tiene sentido. Sólo traerá más muertes inútiles.
Saludos
Es difícil salir con bien de aquel sitio. Ni ir ni salir ahora ni quedarse va a ser una solución para sus habitantes, aquellos que no tienen otra opción que quedarse. Cuánto daño hemos hecho las potencias occidentales.
Nunca deberíamos haber ido pero ya que estamos, salgamos de forma inmediata. Ahora bien, esos países participantes deberían hacer un "acto de contricción" porque se van sin haber resuelto nada o en su caso, empeorar más la situación de lo que ya estaba. No se ha mejorada nada para la población civil y ni que decir para la situación de las mujeres afganas.
Me enerva este tema
Un beso
No me gustan las guerras, no las encuentro ningún sentido.
Un beso.
Ciertamente Pedro, es muy posible que el caldo de cultivo ya estuviera pero, sin duda, los gobiernos occidentales, no han perdido el tiempo en mejorarlo. ¡Cuantos años de barbarie en nombre de la democracia!
saludos
Carmen la Otan, organización huimanitaria, no ha ido a Afganistán a ayudar a las mujeres sino a imponer un régimen más o menos leal y sumiso. El resto ni importa.
besos
María las guerras son el mayor fracaso de la humanidad.
besos
En la guerra no hay nada indestructible. Más nos valdría dejar de defender a un gobierno tan miserable como el talibán.
Lo de las lagrimitas oficiales me pone negro. Bueno, las lagrimitas generalmente me provocan esa reacción, porque son un recurso que me creo poco (a veces sí me lo creo, pero no sistemáticamente). Cuando además, esas lágrimitas que no me creo, son principescas o ministeriales, comenzaría a arrear sopapos. Un abrazo ( y que sepas que me he reído hace un rato con tu calificación de Belloch, sin medias tintas, clarito, clarito... lo comparto, naturalmente). Un abrazo siempre.
Cierto Paco, más nos valdría ser coherentes y acabar con los tiranos.
saludos
Ramón, las lagrimitas me repugnan porque son absolutamente hipócritas.
¿Que les importa a los borbones la muerte de alguién?
saludos
Fuera de tema de la entrada, pero imagino que os interesará:
http://www.expansion.com/2011/07/03/portada/1309715962.html?a=eaf6b318dab918fe48d64d4263b17b89&t=1309718278
Saludos.
¿Cómo puede ser que "nuestra ministra" estuviera llorosa el día que anunció su renuncia a su candidatura y en esta ocasión estuviera tan entera?
¡NO A LA GUERRA, A TODAS!
Besos algo tardíos, Txema...
Gracias Descla por tu enlace. Todavía no me he recuperado de lo de Zaragoza.
un abrazo
Hola Martine. La entereza supongo que tiene bastante de protocolario de oficial y la procesión irá por dentro.
Tengo la impresión de que este asunto también va a pasar factura a este gobiernillo.
besos
Saludos Txema. Reitero lo dicho:
Tras mi ausencia temporal del mundo bloguero por motivos de viaje turístico vuelvo a visitarte y dejarte mi personal saludo. No sé si podré ponerme al día de tantas cosas que se han publicado, durante estas fechas, en los blog que sigo, pero lo intentaré aunque no deje comentarios.
Un afectuoso abrazo con mis mejores deseos.
Antonio, ya sabes que eres siempre bienvenido a esta casa vitual, aunque sea con brevedad en el comentario.
Saludos
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