Mientras me queden fuerzas, no dejaré de insistir en el peligro que supone la utilización, por parte de la mayor parte de los medios de comunicación, de las noticias más dramáticas para establecer culpabilidades apriorísticas y escarnecer a personas que, por no haber sido juzgadas, tienen derecho a la presunción de inocencia.
No cejaré en recordar a quien quiera escuchar y leer que, en este país, ha costado mucho tener un estado de Derecho que garantiza a todos los ciudadanos, a todos sin excepción, que no van a ser discriminados por cualquier tipo de condición social, racial, preferencia sexual, creencia o fe.
Clamaré contra los juicios paralelos y la exhibición mediática de todos aquellos que, como personas, tienen derecho al respecto absoluto de la integridad de su imagen y honor e insistiré en que, aún en el caso de que exista una sentencia firme condenatoria, la dignidad es inherente a las personas.
El último caso de perversión de todos estos principios ha sucedido en las Islas Canarias pero podría haber sucedido en cualquier otra comunidad. No hay más que ver en qué espectáculo se ha convertido el juicio por el crimen del alcalde de Fago, o las detenciones por la de la muerte del de Polop de la Marina.
Sin embargo, este caso ha sido especialmente repugnante: una niña de tres años fallece en un hospital y, ante la posibilidad de que sea como consecuencia de mal trato el médico avisa a las autoridades, Hasta aquí todo entra dentro de lo normal.
Pero, de repente empezamos a saber (alguien lo filtra) que la niña presentaba hematomas, quemaduras y, lo que es aún más terrible, desgarros anales y vaginales. Se detiene al novio de la madre de la niña como responsable de la violación misma y muerte de pequeña. Ya tenemos carnaza.
De inmediato los medios de comunicación se hacen eco de este suceso siniestro y exhiben al detenido, quien por cierto negó todas las acusaciones, sin el más mínimo respeto a su integridad. Diego, un chico de 24 años ha sido durante poco más de 24 horas un violador y un homicida expuesto en el circo que ya le había juzgado y condenado. Los insultos se han podido oír con toda claridad.
Después se le deja en LIBERTAD SIN CARGO ALGUNO, porque se ha demostrado tras la autopsia de esa pobre criatura que la muerte se debió PROBABLEMENTE a una caída que le produjo un daño cerebral. Justo lo que sostuvo Diego desde el inicio de su calvario.
¿Cómo es posible que se conculque de tal forma el derecho de los ciudadanos, dónde están quienes tiene que velar por ellos, dónde quienes tienen la obligación de garantizar nuestra seguridad jurídica, los que deben asegurar nuestra integridad ante estas afrentas? ¿Dónde está el Defensor del Pueblo? Sin duda le preocupa mucho más el desarrollo del Estatut de Catalunya que el atropello que ha sufrido este chico.
¿Cómo se va a reparar el daño hecho? ¿Con cuántos euros se repone la decencia y el buen nombre de una persona sometida a esta vejación?
Que mierda de justicieros y que asco me dan.
5 comentarios:
Viene al caso, porque es otra versión de la misma historia. Carnaza para el pueblo a través de la TV.
un besote.
Txema, coincidimos totalmente, ayer al leer las noticias sentí repugnancia, pena... no pude por menos que sentarme y comentar en mi blog.
Ahora veremos en breve como se utiliza el morbo para ganar audiencia en más de una cadena.
Pero los del informe, siguen sin dar la cara.
Salud
Craso error del pueblo, Txema. Ya se linchaba a este hombre ( me incluyo entre los que lo hicimos en primera instancia) sin pruebas sólidas. Depuremos responsabilidades y que los que han metido la pata se hagan cargo de sus errores.
Menda, toma nota de lo ocurrido porque tú eres el futuro esperanzador que liquidará a tanta escoria.
un beso
Interesante artículo, muy buena la redacción.
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