Este maravilloso gobierno que padecemos ha decidido hoy que la mejor forma que tendrán 20 millones de hogares y pymes de afrontar el año 2011, que se supone va a ser tan malo como este que se acaba, es con una subida del recibo de la luz del 10 por ciento, lo que supondrá una media de 4 euros al mes en los recibos. A ello habrá que sumar la del gas, en torno al 4 por ciento. Seguro que la mayoría se lo vamos a agradecer
Los presidentes de las compañías eléctricas estarán muy tristes porque para ellos, todo lo que no sea una subida del 20% es poco para asegurar su beneficio. Pero, bueno, algo es algo, y más viviendo de ese protector de las clases trabajadoras que es ZP.
A estas alturas cualquier cosa que se pueda decir de este gobierno y de su presidente resulta absurdo. Sus actos y sus decisiones hablan por él y no hay más que rastrear las hemerotecas para ver en qué dirección van siempre.
Así que lo más sensato es rezar para que esta pesadilla acabe cuanto antes y podamos prescindir de este personaje. Y ahí empiezan las discordias.
Claro que habrá muchos que dirán que la alternativa es peor, porque ya dan por sentado que el sustituto de este infame es Mariano Rajoy. Eso queridos amigos y amigas es puro fatalismo. No tiene por qué ser así, por la sencilla razón de que eso depende de cada uno de nosotros cuando vayamos a votar.
Es probable que muchos crean que la solución al desastre de gestión de este gobierno está en entregar el mismo a la derecha. Nada más lejos de la realidad. Por lo que respecta a la política económica será más de lo mismo o, incluso agravado, si es que eso es posible.
Pero también es cierto que para que los ciudadanos nos decidamos por una alternativa distinta a la actual, la izquierda política de esta país tiene que empezar a moverse muy en serio y presentar ante los electores una imagen de cordura y de ser capaces de dar soluciones a los problemas que estén basados en criterios reales y no en un rosario de buena intenciones.
Por eso era tan importante la refundación de Izquierda Unida; por la sencilla razón de que lograr ese objetivo no es posible desde una sola de las familias que habitan a la izquierda del Psoe. Y no darse cuenta de ese detalle, es ir directamente al suicidio y, efectivamente, permitir que Rajoy ponga su trasero en la poltrona de Moncloa.
No me cansaré de insistir en que hay que preparar un gran frente común, que no tiene que ser un revoltijo ideológico, sino una alianza temporal para un objetivo muy concreto. Veo, sin embargo, que cualquier intento de que eso sea así no parece que sea bien acogido y, en este sentido, el último Consejo Político Regional de IU, fue un ejemplo.
Si partimos de la base de que uno está en posesión de la verdad absoluta y que la única alternativa del resto es sumarse como meras comparsas al proyecto que se impone desde la atalaya de la sabiduría y la pureza estamos perdidos.
Y podrán ocurrir dos cosas: una, la más probable si hoy fueran las elecciones, que el PP ganara. Y la otra que de nuevo esa estupidez del voto útil, del voto del miedo, del voto falsamente progresista volviera a dar a ZP o su sustituto, que para el caso es lo mismo, una mayoría suficiente para seguir perpetrando fechorías como la de hoy.