sábado, diciembre 19, 2009

1975: RECUERDOS Y REFLEXIONES

El episodio de Aminatu Haidar me ha hecho evocar el origen de un problema en el que, pese a lo que se quiera ahora justificar, España tiene una responsabilidad histórica ineludible, ya que fue un gobierno español el que, por cobardía, cedió ante el chantaje del sátrapa marroquí que contó con la ayuda inestimable de los Estados Unidos.

Recuerdo perfectamente los hechos, por lo que creo que puedo hablar y escribir de primera mano, sin que nadie me pueda contar una versión adulterada o interesada de lo que en realidad sucedió en la frustrada descolonización del Sahara Occidental.

Entonces estaba yo integrado en una de las Unidades de Intervención Rápida de Infantería de Marina (UNIR) destacada en Madrid. Mi especialidad eran las transmisiones por lo que tenía cierto acceso a la información sobre este asunto a través del mando.

En de 1975, estaba moribundo el tirano, y había asumido interinamente la jefatura del estado el que, éste, había designado como sucesor y que lo es aún hoy.

A nosotros se nos había dicho que la situación en el Sahara era muy complicada y que estuviéramos preparados para salir de inmediato, primero a las Islas Canarias, donde haríamos unos ejercicios previos de adaptación y después al Sahara, donde tendríamos que enfrentarnos, a una guerra inminente.

Algunos compañeros ya habían marchado a las Islas para preparar las necesidades básicas y tener una especie de base de operaciones más amplia de la que normalmente exigía la guarnición de Infantería de Marina de Canarias.

Sin embargo, las cosas dieron un giro inesperado y de ser el Polisario el enemigo, pasó a ser Marruecos, el eterno aliado-hermano del franquismo, país tiranizado por el hijo del sátrapa que había enviado tropas a ayudar al católico Franco a masacrar a los españoles.

Continuamos, día si y día también, con toda clase de ejercicios tácticos para prepararnos de la mejor forma posible para enfrentarnos a una guerra colonial en un territorio especialmente difícil, con la seguridad de que íbamos a sufrir unas humillante derrota, porque nuestra formación era escasa. Los altos mandos tenían tan escasa preparación como la tropa.

Hassan II, organizó como parte de se estrategia para impedir la descolonización del Sahara la famosa marcha verde en la que se suponía iban a participar 300.000 personas para reivindicar la marroquinidad del Sahara Occidental. Curioso: fue Marruecos quien proclamó de repente la marroquinidad de ese territorio, sobre el que jamás había mostrado interés, y no los saharauis, quienes se habían pronunciado claramente por un país independiente democrático y republicano.

Por no extenderme más en detalles poco relevantes, deseo aclarar que el gobierno español estuvo, inicialmente, dispuesto a enfrentarse al tirano marroquí hasta que le llegaron instrucciones de Henry Kissinger, secretario de Estado de EE.UU. quien dijo claramente que los acuerdos bilaterales de ayuda militar no alcanzaban al territorio del Sahara, por no estar dentro de las fronteras españolas.

Dicho de otra forma, el obsoleto y caduco ejército español no iba a poder contar con la ayuda, absolutamente necesaria, de su aliado yanqui en la defensa del proceso de descolonización del Sahara.

Por tanto, es absolutamente falso que se alcanzara un acuerdo entre Marruecos y España sobre esta cuestión, sino que el gobierno español de entonces, por absoluta cobardía, cedió a las presiones de Estados Unidos, país que no deseaba en absoluto un Sahara libre, democrático y republicano, sino su integración en el reino de Marruecos, fiel aliado de los intereses estadounidense en la zona.

Además, por si lo anterior fuera poco, había importantes intereses económicos en la zona, al existir unas minas de fosfatos muy apetecibles para las empresas de varios países, entre ellos la propia España.

Así pues, España se inhibió vilmente del proceso de descolonización que tenía que haber llevado adelante por mandato de la ONU y, esa responsabilidad, contraída en 1975, sigue aún en plena vigencia. La traición a los saharauis aún está sin reparar.

De lo que resulta que el actual gobierno, todos los anteriores desde ese fatídico año 1975, y los que vengan el futuro, si no hacen nada por resolver esta cuestión, serán responsables de todo lo que suceda en el Sahara Occidental.


domingo, diciembre 13, 2009

SOBRE DEDUDAS Y DEUDORES

Durante su intervención en la última reunión del Consejo Político Regional (CPR) de Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid (IU-CM), celebrado el 11 de diciembre, el coordinador general, Gregorio Gordo, efectuó una afirmación que creo merece un comentario por mi parte a efectos de aclarar lo que considero un importante error.

No intentar, al menos, aclararlo, sería en mi opinión, dar por buena una afirmación que me parece fuera de lugar y que no se ajusta a la realidad de la militancia de IU-CM. Por supuesto, ésta es una opinión absolutamente personal y sólo yo respondo de ella.

Dijo el coordinador que la mayoría de los presentes, tras muchos años de militancia, habríamos recibido posiblemente mucho más de IU-CM, de lo que habíamos aportado y que, por tanto, estamos en deuda con la organización. Sinceramente, me parece una afirmación muy desafortunada.

Podría concluirse que el coordinador considera la participación política como una especie de trueque en el que, a cambio de un determinado compromiso político, más o menos intenso, se espera recibir una especie de recompensa, como podría ser algún cargo institucional o la participación en determinado consejo de administración de una empresa pública, en fin, algún modo de promoción.

Podría entenderse que, al igual que en el caso de la derecha pura y dura, se considera el ejercicio de la política como una especie de asalto a las instituciones, para beneficiarse de ellas a cambio de cierta actividad que llegaría, por el curso de los años, a ser una suerte de profesión: el político.

Es más, esta perversión, está tan arraigada entre los ciudadanos, que se ha llegado a hablar sin el más mínimo recato de “clase política”, de una especie de casta que se dedica a ejercer una función en la que lo importante, no es la voluntad de servicio a los ciudadanía, sino al partido, o peor aún, a una parte de la organización o, mucho peor todavía, al interés propio.

Es precisamente ésta una de las causas de la corrupción del sistema democrático, que nada tiene que ver con las corruptelas, asunto más bien propio del Código Penal, que de la ética política.

A título absolutamente particular puedo afirmar que no estoy en absoluto en deuda con IU-CM, ni esta organización lo está conmigo, porque no considero que mi muy modesta participación en ésta deba situarse en un plano meramente mercantilista (deudor-acreedor). Yo vivo de mi trabajo que está total y absolutamente al margen de mi actividad política. Y así quiero que continúe en el futuro.

Y, aún en el hipotético y muy improbable, por no decir imposible caso, de que algún día llegara a ocupar algún cargo institucional, no sería con IU-CM con quien estaría en deuda, sino con los electores que, con su apoyo, habrían logrado para la organización esa posibilidad. De esta forma considero que tendría que responder ante ellos de mi actividad en IU-CM, que sólo sería el vehículo; una parte de un proyecto político y nunca un fin en su misma.

Atribuyo a la emoción del momento, al sentirse apoyado por la gran mayoría de los miembros del CPR, para encabezar las listas de IU-CM, en las próximas elecciones autonómicas, el lapsus del coordinador, porque, si verdaderamente lo que dijo es lo que piensa, entonces mi sorpresa inicial pasará, a ser una profunda irritación.

Estoy plenamente convencido de que el coordinador de IU-CM desmentirá, lo antes posible, esa declaración desdichada y demostrará con los hechos que quien milita en IU, lo hace de forma absolutamente desinteresada y por un consciente compromiso con un modo ético y filosófico de entender no sólo ya la política, sino la vida.