sábado, febrero 27, 2010

TODOS SOMOS GALLEGOS

Rosa Díez, la lideresa de ese movimiento extraño y populista que es UPyD, ha demostrado algo que para muchos no es una novedad ni un secreto: Es tonta, aunque va de lista, en el sentido estricto de la palabra; no en el sentido peyorativo, sino en el sentido real de lo que significa ser tonta.

Resulta que esta buena señora, cuyo odio a ZP, viene de lejos y es consecuencia de algo tan ideológico como su derrota en las elecciones primarias en las que éste se impuso a RD, con el apoyo de los guerristas, ha dicho del presidente del Gobierno, y líder del Psoe, que es gallego en el sentido peyorativo de la palabra.

Bien, me asalta una duda: ¿qué es ser gallego en el sentido peyorativo de la palabra? Supongo que la señora Díez entenderá que es algún insulto porque, en caso contrario, no viene a cuento la aclaración de que lo dice en su sentido peyorativo.

Pero, entonces me queda otra duda: de cuántas formas se puede ser gallego. Vuelvo a suponer que, además del gentilicio aplicable a los ciudadanos de esa comunidad histórica, deben existir otras formas de galleguismo, de las cuales, al menos una, es peyorativa para este señora.

Se ha intentado que doña Rosa aclare el contenido de su profundo pensamiento, lanzado al aire en una entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo, pero ha sido inútil; se ha salido por los cerros de Úbeda, dicho sea en sentido metafórico, y se ha limitado ha decir que se ha cogido el rábano por las hojas, dicho también a modo de ejemplo.

Y, por supuesto, la culpa es del mensajero, del escuchante, del elector, de los gallegos que se dan por aludidos, de los que no somos gallegos pero como si lo fuéramos, la culpa es de todos menos de quien ha insultado de forma de estúpida a los gallegos y, con ellos, a todos los demás.

El caso es que parece que en los últimos tiempos se ha puesto de moda la zafiedad y el insulto entre los políticos, que ya es los que nos faltaba para que su mala imagen, ganada bien a pulso, salvo las excepciones de todos conocidas, se acreciente a pasos agigantados.

Las palabras soeces de Esperanza Aguirre contra un compañero de su propio partido, las descalificaciones inmundas y miserables de Ignacio González (PP) hacia Fausto Fernández (IU) en la comunidad de Madrid o las salidas de tono de Pepiño Blanco y Francisco Camps y otros muchos, son un buen ejemplo de lo que afirmo.

En fin, si a esto le unimos las situaciones que se dan diariamente en la Televisión pública, ( de las otras TV mejor ni hablar) donde el mal gusto queda de relieve cada dos por tres, le dan a uno ganas de emigrar, en el sentido real y verdadero de la palabra, justo lo que han hecho siempre lo gallegos.