domingo, septiembre 11, 2011

DIADA I MALA MAROR

Celebramos hoy una nueva Diada Nacional y, lo que debería ser una jornada con un ambiente festivo,  es para una buena parte de la sociedad motivo -de nuevo- un día de reivindicación y, lo que es aún peor, de sentimiento de temor y ante la evidente regresión social.


En los últimos días,  que han coincidido con mi llegada a Catalunya,  se han producido una serie de hechos que inquietan a esta país,  aunque por motivos bien distintos e,  incluso,  con enfoques absolutamente diferentes de la misma cuestión.


Por un lado,  la infame reforma de la Constitución española,  hecha con nocturnidad y alevosía y que ha sido impuesta por el rodillo de los dos partidos mayoritarios que,  en esto como en otras muchas cosas, no tienen el más mínimo inconveniente en pactar.


Desde CiU, cínicamente, como suele ser su costumbre, se quejan de que Catalunya ha quedado fuera de esta reforma y no ha sido escuchada. Nada más falso.

Por supuesto ni una palabra de la barbaridad que supone incluir en el texto constitucional semejante norma porque, evidentemente, están de acuerdo con el fondo.


Los diputados del PSC y del PP de Catalunya han votado a favor de la reforma y, por mucho que no disguste, son tan representantes de los electores de este país como los de CiU, los de ICV y los ERC. Otra cosa es que sean pésimos representantes, y estén al servicio de otros intereses y no quieran oponerse para seguir saliendo en la foto.


CiU,  una vez más,  es presa de su incoherencia. Sólo se acuerda de Catalunya cuando conviene a sus intereses que cree, desde los tiempos del pujolismo, que son los intereses de su organización. Pero Catalunya es mucho más que CiU.


No tendrá inconveniente en aceptar la ayuda del PP para sacar adelante unos presupuestos llenos de recortes sociales, pero es escandaliza cuando este partido, dirigido por la reaccionaria Sánchez Camacho, una especie de Esperanza Aguirre en versión catalana , se suma jubiloso al feroz ataque contra el sistema de inmersión lingüística y lo asume como un éxito propio.


Y también lloran y patalean cuando el alcalde de Badalona tiene la desfachatez de suspender los actos de la Diada.


CiU debería saber con quién prefiere pactar. Precisamente, como he comentado en estos días se ha producido de nuevo un ataque estúpido contra el idioma catalán,  a costa de la enseñanza por parte de sus aliados "constitucionalistas". 


¿Cómo es posible que se quieran cargar un modelo que ha funcionado perfectamente durante los últimos 30 años,  que tiene el visto bueno del Tribunal Constitucional español y la de la UE, porque a tres familias no les guste que las clases se den en catalán? ¿Qué espera CiU para romper por completo cualquier acuerdo con el PP?


En fin, este es un poco,  de forma muy simplificada,  el panorama que tiene Catalunya en este 11 de septiembre: oportunismo por unos y agresiones de otros. Mala maror.