domingo, mayo 13, 2012

LA MISIÓN IMPOSIBLE DEL MENTIROSO RAJOY


El mentiroso Rajoy,  tal y como ha anunciado,  cada viernes presenta una nueva reforma, una nueva medida, un nuevo recorte para lograr ese objetivo del déficit impuesto por el Reich y,  al mismo tiempo,  para crecer y sacar a España de la crisis, según él.

Sin embargo,  a las pocas horas del anuncio de esas maravillosas medidas, la realidad se encarga de demostrar al mentiroso que no sirve de nada lo que anuncia a bombo y platillo como gran solución, eso sí, a largo plazo.

Entonces, los ciudadanos nos preguntamos ¿cómo es posible que tras tal cantidad de medidas de austeridad que van a dejar a la sociedad española con un retraso considerable para muchos años,  los mercados sigan dando estacazos un día si y otro también al gobierno del mentiroso?
Pues la respuesta es muy sencilla: no se fían.  No tienen la seguridad de que España pueda cumplir sus "compromisos",  en lo que se refiere al déficit porque temen,  y aquí está la cuestión esencial,  que el país no sea capaz de generar recursos y, por tanto, no pueda pagar sus deudas.

A España se la mortifica por su deuda, como lo demuestra la famosa prima de riesgo. Pero, sin embargo la deuda alemana o la de los Estados Unidos es mucho mayor. ¿Por qué  Alemania y EE.UU tienen una especie de inmunidad total en los mercados?

Pues también tiene una respuesta muy sencilla: los mercados si se fían, porque saben que las economías de esos dos países son lo suficientemente fuertes como para poder hacer frente a sus deudas. En resumen en vez de dedicarse masivamente a la economía especulativa, se han dedicado fundamentalmnte a la economía productiva.
En vez de basar todo en el ladrillo o en los servicios,  se han dedicado a producir cosas que son necesarias  y,   cuando los chinos han copiado lo que ellos han inventado,  éstos países y otros ya habían dado un paso adelante y estaban presentando un producto mucho más avanzado. Hay un tejido industial.

Claro que en EE.UU ha existido especulación, especialmente inmobiliaria, pero ha sido, en proporción muy inferior a la que ha existido en España o Irlanda por ejemplo. ¿Quién se acuerda ya de las hipotecas basura? Y, además se ha enviado a banqueros a la cárcel, mientras qe aquí se forran con cuantiosas indemnizaciones.
 Basta repasar la cifra escalofriante del desempleo y ver dónde, en que sectores, se ha producido el mayor descalabro. La construcción y sus industrias afines. Más de la mitad del empleo se ha destruido en ese “sector”.

Sin embargo,  hubo años en los que promotores, constructores,  bancos y entidades financieras,  además de ayuntamientos,  se forraron con ese negocio especulativo.  Y, por cierto,  la legislación laboral,  esa que era tan inflexible,  no impidió llegar a la champions y casi a lo que se consideraba pleno empleo.  ¿Se acuerdan verdad?
Ahora,  con más de un millón de viviendas sin vender, las posibilidades de que ese sector se recupere es absolutamente imposible, lo cual quiere decir que habrá tres millones de personas condenadas al paro para muchos años, porque no tienen alternativa, porque no hay tejido industrial.

Cuánto tendría que crecer la economía nacional para crear tres millones de empleos? Es decir ni siquiera para crear nuevo empleo, sino para reducir el desempleo ¡sólo la la mitad! Según los datos más fiables en torno al tres por ciento, una misión verdaderamente imposible para un país que ha optado por el camino equivocado.

Y esto, no se arregla con reformitas, tijeretazos, recortitos,  amenazas,  ni promesas falsas. Esto no tiene solución a medio plazo porque hay  que cambiar por completo el modelo productivo y, eso, es una labor de generaciones.
Así que España, y con ellas sus sufridos habitantes estamos condenados a ser un país de tercera para muchos años, cada vez más empobrecido y retrasado.

Y eso es lo que justifica plenamente el movimiento de los indignados, que se han dado cuenta de que, a partir de una gran estafa,  se nos ha pretendido convencer de que hay una gran crisis.  La verdad es que se ha dejado todo en manos de especuladores y ladrones y ahora, esos mismos, nos dicen cómo tenemos que hacer las cosas.