sábado, noviembre 14, 2009

SIN DISIMULOS

Días atrás se ha producido una noticia que ha pasado desapercibida, o así al menos me ha parecido a mí, posiblemente eclipsada por el fragor de otras batallas. No por eso pierde su importancia

El caso es que Mario Vargas Llosa ha decidido cambiar de opción y tras años de soporte incondicional al PP de José María Aznar, ha dejado a Mariano Rajoy en la estacada para prestar su apoyo a la UPyD de Rosa Díez.

No caben ya, por tanto, dudas sobre la orientación de la organización de la señora Díez, si es que alguna a vez, había existido alguna. Se trata de una formación de derecha pura y dura. Bueno es saberlo.

Porque, Mario Vargas Llosa, se sitúa por voluntad propia en el extremo más extremo de la derecha más extrema, sin que, dicho sea de paso, suponga esto, en mi opinión, menoscabo para su talento literario. Pero los hechos políticos son los hechos políticos y mejor sin disimulos.

Deliberadamente me he limitado a escribir orientación y no he añadido ideológica, porque la estructura de la señora Díez no tiene tal cosa. Es sencillamente un conglomerado de intereses oportunistas formado en su día por una serie de políticos que rompieron con sus formaciones iniciales y no precisamente por una cuestión de ideas, sino por burda ambición personal.

Y digo personal porque lo que trata la señora Díez es conseguir el poder para ella, para lo que se sirve de ese movimiento organizativo llamado UPyD. No es por tanto la pretensión legítima de cualquier político de alcanzar el gobierno para llevar adelante un programa, sino el deseo personal de ejercer el poder por sí mismo. También sin disimulos

Lo malo de estos movimientos es que se nutren de votos en los momentos de grandes crisis como las que vive ahora España. Crisis en las que las instituciones tienen que dar la talla y, desgraciadamente, no la dan, crisis en las que el gobierno debe brillar y, sin embargo, es sombrío y crisis en las que la oposición debe estar a la altura de las circunstancias y está en lo más bajo de la ética.

Todos estos factores son el mejor caldo de cultivo para que oportunistas como Rosa Díez se alcen como una especie de salvadores de la patria y arrastren a muchos ciudadanos que, políticamente necios, en el sentido latino de la frase, “ne scio”, se dejan embaucar por estos mensajes sin darse cuenta de los peligros que esto entraña.

Porque hacer de este movimiento una fuerza políticamente significativa, equivale a poner las instituciones democráticas en manos de arribistas que sólo buscan el lucro personal. Como carecen de sustento ideológico, una vez logrado su objetivo, es decir el poder por el poder, se aferran a él como un naufrago a una tabla.

La consecuencia es que se debilita la democracia porque, además, al estar formado por personas de muy distinta catadura hay que repartir el poder entre todas las familias o individualidades que forman la citada organización.

Y, si esto ya es peligroso en las organizaciones soportadas en la ideología, y en esto me da igual de derechas que de izquierdas, habrá que imaginar que puede ocurrir el día que UPyD, alcance cierta cota de poder directo o indirecto.

El pasado nos ha mostrado ejemplos terribles de esto. Uno de los más vergonzosos es de Marbella, donde Jesús Gil convirtió la política en una cloaca indecente justo con un mensaje populista que tenía como base desacreditar a las instituciones y convencer a los ciudadanos de que todos los políticos son iguales, pero que él, por lo menos, hacía cosas por su pueblo.

Recordemos esto a la hora de la verdad.

jueves, noviembre 12, 2009

UN LOCO PELIGROSO

El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, ha demostrado hoy que es un loco peligroso. Así ha quedado expuesto tras su incalificable intervención en las Corts de la Comunidad que preside, donde ha acusado al portavoz del PSPV, Ángel Luna, de desear acudir a su domicilio por la noche en una furgoneta y que al día siguiente aparezca muerto (Camps) boca abajo en una cuneta.

Jamás en todos los años en los que me ocupo de las cuestiones políticas había oído una intervención tan siniestra, tan repugnante y tan escalofriante. Camps ha acusado a un diputado de la oposición de querer perpetrar un asesinato con nocturnidad y alevosía. Si esto queda impune es que este país, al igual que Camps ha perdido el juicio.

Y no basta, como ha sugerido Leire Palín con una rectificación del tal Camps, sino que tiene que producirse su dimisión o cese de forma inmediata y fulminante y su ingreso en una institución de salud mental hasta que quede totalmente demostrada que su estado se ha recobrado y no supone un peligro para los demás.

No se puede consentir que quien es capaz de hacer semejante afirmación, ya sea en un foro parlamentario o fuera de él, esté al frente de un gobierno ni un minuto más después de haberla efectuado. Esto no entra dentro de las posibles refriegas acaloradas en el curso de un debate. Esto es un ejercicio peligrosísimo de incitación al odio y al enfrentamiento.

Mariano Rajoy, presidente del PP, partido al que pertenece este orate indigno, debe tomar las medidas necesarias para apartar de la vida pública a semejante individuo que con su actitud ha pasado de ser un presunto chorizo, a un demostrado loco peligroso. De no hacerlo será cómplice de semejante acusación y de sus consecuencias.