Este
país es hoy una gran y pestilente cloaca en el que la porquería, la suciedad y
la basura lo invaden casi todo. Todo parece contaminado por una inmundicia
absoluta que afecta de tal forma a la estructura social, que hay pocos estamentos libres de semejante
lacra.
Las
noticias sobre casos verdade
ramente vergonzosos de corrupción, favoritismo,
todo tipo de inmoralidades financieras y actos repelentes y reprobables se suceden con tal
rapidez que, aún no se ha terminado de asimilar
uno, cuando ya el siguiente apesta en nuestras propias narices.
En tan sólo
24 horas, tres hechos han supuesto verdaderos
varapalos para la imagen, ya degrada hasta lo máximo, de esa especie de casta desdeñable
en la que se han convertido una buena parte de los políticos de este país y que
con su comportamiento indecente, ponen en grave peligro, gravísimo incluso, el
propio sistema democrático que tanto dicen amar y defender.
Porque
la evidente desafección de la ciudadanía a las instituciones es el mejor campo
de cultivo para todo tipo de intentos de liquidar los derechos individuales y
colectivos con el pretexto de acabar con la corrupción.
El
riesgo de que los ciudadanos, ante tal degradación institucional, permanezcan inmóviles ante
cualquier intento de tipo “salva patria” es de tal calibre que seguir por este
camino es de una insensatez verdaderamente intolerable.
El enriquecimiento ilícito, el enchufismo de familiares de dirigentes de los partidos, especialmente escandaloso en el PP, el uso abusivo de fondos públicos, el clientelismo, el tráfico de influencias, la lentitud de la justicia, etc. contrastan de forma indignante con las dificultades que la mayor parte de la ciudadanía tiene para sobrevivir cada mes.
Y ahora, frente a un desempleo de seis millones de personas, Unió Democrática de Catalunya ha reconocido que se financió ilegalmente aprovechándose
de fondos que la UE destinaba para la formación de personas sin empleo. Hay que
ser muy desalmando para desviar dinero que iba a ayudar a ciudadanos necesitados para engrosar las arcas de un partido que después apoya recortes a mansalva.
Pero,
con ser grave el asunto en si mismo, no lo es menos que se haya tardado nada
menos que 20 años en resolver la cuestión en los tribunales. ¡Nada menos que 20
años de juzgado en juzgado!
Y
ahora, bastará con que el citado partido devuelva la cantidad robada para que
todo quede en el recuerdo.
Y encima tenemos que soportar al cínico de Durán
Lleida decir que no le van a tumbar. ¿Cómo es posible que esto quede así? ¿Cómo
es posible que se establezca un pacto entre la fiscalía y ese partido para que
todo quede en una petición de disculpas y devolver el dinero con las
subvenciones que el propio estado concede a ese partido? ¿Este es el hecho diferencial?
MADRID UN POZO SIN FONDO
Lo de
Madrid clama al cielo. Entre los dirigentes del PP del Ayuntamiento de la
capital y de la Comunidad deben tener el récord de desvergüenza de toda esa
casta de políticos sin escrúpulos que pupula por este país
Botella
afirma categóricamente que jamás ha pensado en arrojar la toalla, mientras va
cepillándose a todos los que, directa o indirectamente, tenían algo que ver que
la tragedia del Madrid Arena. Entre tanto, cinco muertas esperan justicia.
Güemes,
el yerno del afortunado loterofilo Carlos Fabra, logra que una empresa de la que es
consejero se haga con el sistema de analítica de varios hospitales de Madrid
que el mismo privatizó cuando era Consejero de Sanidad de esta comunidad. Y
tenemos que oír que este tipejo no ha tenido nada que ver en semejante negocio,
en plena marea verde por la privatización de la Sanidad.
Entre
tanto, el Gobierno de Rajoy se ve forzado a recurrir ante el Constitucional una
medida que el indigno González, testaferro de la Aguirre, ha impuesto: el
repago de un euro por receta. ¿Es posible ver un pozo de mierda más profundo?
Y ¿qué
decir del caso Carromero? Un agravio comparativo, una aberración jurídica, una tomadura
de pelo para la mayor parte de los que están en condiciones similares y tienen
que esperar pacientemente que se les concede la libertad provisional
Carromero,
un homicida con sentencia firme, ha encontrado un empleo en un tiempo récord,
mientras que en esta país seis millones de personas esperan casi sin esperanza
que surja algo, aunque sea un clavo ardiendo para poder subsistir. El cenutrio
de Carromero es asesor de un ayuntamiento, el de Madrid, mientras que
miles de jóvenes universitarios, investigadores, profesionales de toda clase, tienen que abandonar su país para buscar un empleo.
Carromero
se paseará por las calles tranquilo, mientras que Alfonso Fernández, ha pasado
casi 60 días en un régimen penitenciacio aplicado a terroristas, sin pruebas y encima tiene
que soportar que un panfleto le cubra de infamias.
Esta es
la verdadera patria del PP: la del negocio sucio, la corrupción, el amiguismo,
el agravio, el enchufismo, la desvergüenza, la hipocresía, la insolencia, la podredumbre…