miércoles, diciembre 15, 2010

UN MAL DÍA

Supongo que lo que menos desea es tener que evacuar cada mañana su terror, sentir como el miedo le obliga a aligerar el intestino porque le atenaza el pánico que siente tras escuchar las noticias de primera hora, que le hacen salir del sueño y enfrentarse a la dura realidad: sabe que fue débil una vez y lo tendrá que ser todo el tiempo. Sabe que tendrá que ser un traidor el resto de su vida.

Hoy no ha empezado bien el día. A las siete de la mañana una de esas maravillosas e inocentes agencias de calificación; esas mismas que avalaron tanta basura oculta, tanta mentira, ha amenazado con rebajar la calificación de la deuda de España. Terrible noticia porque eso quiere decir que los mercados van a exigir más. Y él lo sabe.

Está seguro, sabe con certeza que tendrá que apretar más las tuercas a los ciudadanos para dar satisfacción a esos mercados, que son conscientes de que pueden conseguir lo que quieran sin demasiado esfuerzo porque, evidentemente, a ellos no los puede, aunque quisiera, militarizar. Ellos si son soberanos y privilegiados.

Ahora, la duda está en saber cuánto tiempo tardará en tomar las medidas necesarias y también . quienes serán los principales perjudicados en esta ocasión. Sobre quién recaerá esta vez el peso del sacrificio en el altar del libre mercado, del capitalismo.

Aunque es de suponer que esas dudas quedarán pronto despejadas. Los objetivos más cercanos son tres: el estado autonómico que para los mercados es inviable y la educación y la sanidad públicas que salen caras. Esos son los puntos que señala el informe de la calificadora. Los mercados ya han dictado la sentencia. Ahora sólo falta ejecutarla.

Queda entonces otra cuestión. Cómo se llevará a cabo el recorte, cómo se efectuará el hachazo. Que tipo de privatización se llevará a cabo para que las empresas que están deseosas de caer sobre la sanidad y la educación puedan empezar a sacar provecho de ello en beneficio de los menos.

Pero las malas noticias no vienen solas. Ahora tiene que rascarse el bolsillo. ¡Como le va a doler! Tener que poner 2.600 millones de euros extra para los malditos pensionistas que tienen la osadía de vivir tantos años. Un mal cálculo y el doble de inflación de lo previsto.

Y lo más triste: un ciudadano víctima de la crisis (la que no existía) ha matado a cuatro personas en Olot.

No,  hoy no ha tenido un buen día. Nosotros tampoco, pero eso a él no le preocupa.