viernes, abril 02, 2010

EL DOCTOR JECKILL Y MR. HYDE

Siempre se ha considerado que el relato del “extraño caso del Doctor Jeckill y Mr. Hyde es una novela de terror. Creo que en realidad Robert L. Stevenson, el autor de la obra, quería ir mucho más lejos y analizar las profundidades de la naturaleza humana. Todos tenemos un poco de Jeckill y, afortunadamente, bastante poco de Hyde. Una doble personalidad que condiciona nuestras actuaciones privadas y públicas

Pero, a veces, el “yo” Hyde se impone en demasiadas ocasiones sobre el” yo” Jeckill hasta que acaba por dominarle por completo de forma que, el personaje bueno, acaba por ser eclipsado por el malvado, sin que el sujeto lo pueda evitar.

Sirva esta metáfora, y quede claro es una metáfora, para explicar el extraño caso , porque los es en sumo grado, del profesor Jesús Neira, quien ha pasado de ser un héroe reconocido por todas y todos a una especie de villano que, cada vez que habla, provoca un aluvión de críticas, merecidas, por cierto.

¿Cómo es posible que, un hombre que intervino en una pelea de violencia de género, en defensa de la agredida, lo que les costó a su vez estar en una situación de grave peligro, haya dado ese giro espectacular hasta convertirse en un enemigo público, o casi, de una buena parte de las mujeres?

Poco sabíamos de Jesús Neira antes de su elevación a la categoría de héroe; su paso por un hospital, su estado de coma y todo ese proceso, que le valió ser recompensado, con la anuencia general, como principal observador de la Comunidad de Madrid en temas de violencia de género era lo reciente, pero poco más.

Tal vez Neira fue siempre el mismo personaje iracundo, provocador e irrespetuoso que es ahora. Salir en defensa de una agredida en un momento determinado, no nos convierte en un ciudadano ejemplar por las buenas ni para siempre.

Lo cierto es que no parece la persona más idónea para desempeñar el puesto que ostenta y no porque critique al actual gobierno Zapatero, si bien lo debería hacer, por lo menos con más prudencia.

Pasa que a lo largo de estos meses, ha demostrado que su actitud choca frontal y fatalmente con el puesto para el que ha sido designado.

Sobre Neira posiblemente jamás se sabrán cuestiones que, en condiciones normales, habrían sido evaluadas con más detenimiento. Se impuso cierto oportunismo político.

Ya fueron muy desafortunados sus comentarios sobre las hijas de Rodríguez Zapatero, si se tiene además en cuenta, que son menores y por tanto sujetos de especial protección. Entonces se deberían haber replanteado su responsabilidad en el Observatorio de la Violencia de Género, pero nada se hizo.

Ahora, sus afirmaciones sobre el Psoe, y sobre la Constitución, vienen a acentuar más, si ello es posible las muchas dudas que este personaje despierta entre los ciudadanos que, cada día, lo vemos con más desconfianza.

Si, a todo esto, añadimos que su gestión es muy cuestionable porque ha tomado decisones contrarias a lo que es proteger a las víctimas de esa lacra, no parece que deba continuar en su cargo.

Más bien da la impresión de que, desgraciadamente, el lado Hyde de Neira sale a relucir en demasiadas ocasiones de tal forma que nos hace olvidar que un día fue Jeckill.