miércoles, octubre 06, 2010

MAREA ROJA EN HUNGRÍA


Hungría, ese bello país del centro de Europa, ha sufrido el asalto de una marea roja. No se trata de la vuelta de los temibles comunistas al poder, no. Es un accidente ecológico de terribles consecuencias -uno más- causado por una empresa, llamada MAL, cuyos vertidos tóxicos han anegado dos ciudades, han provocado hasta ahora cuatro muertos, centenares de heridos y destrozos por millones de euros.

Da verdadero pavor pensar que estas cosas puedan suceder, pero ocurren. Ahora, evidentemente, todo serán lamentaciones, estudios, disculpas e, incluso, es posible que ruede alguna cabeza. Todo ello es a todas luces insuficiente porque lo verdaderamente importante es la prevención.

Pero, insisto, seguro que la UE se vuelca en ayudas, pagaderas en cómodos plazos, con Hungría. Para eso el accidente ha ocurrido a poco más de una hora de vuelo de Berlín, en un país de la civilizada Europa.

Otra cosa sería si las víctimas fueran de la India, como ha sucedido con el caso de Bhopal cuando se perdieron 42 toneladas de isocianato de metilo que han costado 25.000 muertos y afectó a otras 600.000 personas y que ha supuesto una sentencia de dos años de cárcel para siete directivos de la Union Carbide, empresa cuya negligencia manifiesta provocó el desastre, y 8.900 euros de multa.

Pero, para el caso, la situación es la misma, salvando las consecuencias numéricas evidentemente. Nos encontramos una vez más ante la negligencia más absoluta, frente a la impunidad más desoladora de las empresas frente a los ciudadanos. Vemos la indiferencia de las autoridades, cuando no su complicidad manifiesta.

El caso del barro tóxico de Hungría no es el primero. España, sin ir más lejos, en Aznalcóllar, Rumanía en Baia Mare son dos buenos ejemplos de lo que digo. Allí también las consecuencias de la falta de escrúpulos empresariales fueron dramáticas. Y hay mucho más.

¿Se hace algo? Muy poco, porque de lo contrario no nos encentraríamos con estas catástrofes de consecuencias muy duraderas cada dos por tres. Todo suele quedar en declaraciones y buenas intenciones.

Me temo que los intereses empresariales son demasiado fuertes y hacen tanta presión que la UE, siempre tan escrupulosa en algunas cuestiones, en este tema tiene manga ancha.

lunes, octubre 04, 2010

RETOS FUTUROS

Parece como si de repente las elecciones primarias del PSM hubieran desplazado por completo la atención de la mayoría y nos hubieran hecho olvidar que, hace menos de una semana, España vivió una huelga general en protesta por la política anti social de un gobierno al que pertenece la derrotada y un partido en que el milita el triunfador y a los que no se ha escuchado la más mínima crítica respecto a ella sino, más bien todo lo contrario, alabanzas a ZP.

Lo cierto es, en mi modesta opinión, que los sindicatos mayoritarios, y la ciudadanía en general, tenemos por delante grandes y graves retos para defender nuestros derechos que el sistema pretende aniquilar y que ni Tomás ni Trinidad han defendido hasta ahora en absoluto.

Así pues, me parece que los sindicatos tienen, una vez pasada la resaca de la protesta, tres opciones fundamentales que, en definitiva,  van a permitir calibrar el éxito real de la huelga, que no sólo se mide en el seguimiento, sino en los logros que se consiguen después de la movilización.

Por un lado pueden considerar la huelga un éxito absoluto y rotundo, creer que ha sido un espaldarazo a su gestión y su actitud durante todo el periodo desde que se inició la parte más dura de la crisis y, finalmente, escenificar lo que mi amigo Paco Galván escribió en el blog de mi no menos amigo Rafael García Almazán, y que denominó como una especie de abrazo de Bergara. No descarto en absoluto que sea así.

Ya dije en su momento que había razones de sobra para participar en la huelga pero que eso no era, ni mucho menos, apoyo a los sindicatos mayoritarios. Creo que cometerían un grave error si no se dan cuenta de que hay mucho rechazo a su actitud y no sólo entre los de siempre.

Esta conclusión autocomplaciente se traduciría en más de lo mismo, es decir, muy poca presencia, y capear el temporal de la mejor manera posible a la espera de que lleguen tiempos apacibles para reeditar el idilio anterior con ZP.

Pero puede ocurrir que los sectores más combativos de esos mismos sindicatos, se hayan dado cuenta de que la protesta ciudadana es mucho más que un apoyo sin fisuras a las centrales sindicales.

En ese caso, esos sectores, podrían interpretar que ya es hora de cambios, de ponerse no al frente, sino al lado de los trabajadores, para combatir y rechazar, codo con codo, la ofensiva que prepara el sistema en forma de de nuevas “reformas·”, de las que, la de las pensiones, puede suponer otro hito en el aplastamiento de los derechos de la mayoría urdidos en Moncloa.

Esto significaría que las viejas estructuras, los dirigentes acomodaticios, los que sólo se acuerdan de santa Bárbara cuando truena, serían barridos, mandados al olvido o la jubilación y que entraría savia nueva que regeneraría, si ello es aún posible, unos cuerpos caducos que necesitan cambios de forma urgente.

Hay una tercera posibilidad: los actuales dirigentes han tomado buena nota de lo ocurrido y, en vez de considerar el apoyo a la huelga como un éxito personal, pueden todavía ser capaces de hacer una interpretación sensata y darse cuenta de que estamos de ZP y su gobiernillo hasta las narices y, consecuentemente, se pongan al al lado de los trabajadores en la lucha que nos espera y, de paso, preparen de forma sosegada la renovación a la que antes me he referido. Esta es -creo- la opción más sensata.

En todo caso el futuro nos espera con retos muy complicados, en los que vamos a tener que prepararnos para batallas duras en las que llevamos ya mucha desventaja. Necesitaremos apoyos, aliados, claridad de ideas, una buena dosis de serenidad y máxima resistencia.

Pero no me fío. Hoy se ha conocido que, de nuevo, superamos, los cuatro millones de parados y no he oído la voz ni de Méndez ni de Toxo pidiendo responsabilidades a quien deben exigirlas sin demora. ¿A qué esperan?