lunes, abril 18, 2011

LAS ZANCADILLAS DE AZNAR

Un gran revuelo se ha formado con la declaración del ex presidente del Gobierno de España, José María Aznar, quien ha dicho que Muammar El Gadaffi es un amigo de Occidente, algo extravagante pero, al fin, amigo. Pues puede ser que sea una de las pocas verdades que ha dicho el tal Aznar. Porque ciertamente  nadie ponía trabas a su presencia al frente de Libia, como tampoco a Ben Alí, ni a Mubarak.

Porque, además, está claro que no hace mucho más de un año, el coronel ahora satanizado, era un amigo al que se recibía en Madrid con todos lo honores ( el borbón en diciembre de 2007) y al que zp iba a visitar (en junio de 2010 para rendir pleitesía y, de paso, fomentar los buenos negocietes para las empresas y para algunos bolsillos. Por ejemplo, la venta de armas, esas mismas que ahora usa para agredir a sus ciudadanos, según se ha puesto de manifiesto.

Alguien nos tendrá que explicar qué es lo que ha cambiado para que el que ayer era un líder respetable ahora sea un tirano. ¿Es qué hace un año o dos o más no lo era? ¿es que de repente todos hemos caído en la cuenta de que las democracias occidentales llevan sosteniendo regímenes tiránicos durante décadas y hay que acabar con ellos rápidamente?

Lo más curioso han sido las reacciones de algunos personajes del psoe. Por ejemplo, el que ocupa la presidencia del gobierno, ha dicho que deje Aznar de poner zancadillas a España, que se las ponga a él, pero no a la patria. 

Que haga lo que todos los españoles hacen cuando salen fuera: hablar bien de España y que tenga más respeto a las decisiones del Parlamento.

¿Aznar respeto al Parlamento? El mismo que tuvo cuando atacó en contra de toda la opinión parlamentaria a Iraq. Es increíble que a estas alturas se pueda ser tan memo como para pedir semejante cosa, y precisamente quien llevó al Parlamento la decisión sobre Libia una vez que ya se había tomado.

Y pepiño. Este es otro ejemplar. Ha sacado a relucir el caballo que Gadaffi regaló a Aznar y no sé cuantas cosas más relativas a amigos y familiares. Pero claro, evidentemente, calla sobre el papelón de su gobierno que ha (presuntamente) vendido bombas de racimo a Libia, pese a que firmó un acuerdo sobre su prohibición. De momento como no hay desmentido español habrá que pensar que es cierto.

Lo que más me repugna de todo este asunto es, por un lado, la muerte de centenares de ciudadanos libios ya sea por su régimen o por la Otan y, por otro, la hipocresía de Occidente que resulta verdaderamente vomitiva y produce asco.

Si en vez de haber caído ahora milagrosamente en la cuenta de que Gadaffi es un tirano, no se le hubiera armado y mantenido por intereses económicos,  no habríamos legado a esta situación.

La verdad es que no es necesario que Aznar ponga zancadillas a este gobiernillo, él solito se cae.