viernes, mayo 28, 2010

MÁS PARO, MÁS POBREZA, MÁS MISERIA


Pocas horas después de lograr que se aprobara por un voto de diferencia el decreto de medidas para rebajar el déficit, han sucedido dos hechos que me parecen muy significativos. Por un lado una de esas agencias de calificación que gobiernan España, ha rebajado el índice de solvencia del país. De otro, el representante del FMI en nuestro país, un tal ZP, ha reconocido que el paro va a aumentar hasta 2012.

Verdaderamente no hacía falta ser una lumbrera para darse cuenta de que el decreto de medidas no va a servir para mucho porque, todo lo que no sea mejorar por la vía de la creación de empleo, es hambre para hoy y ganas para mañana, dicho de forma coloquial.

Se ha demostrado bien prontito que los mercados son insaciables y ahora, una vez conseguido el recorte de derechos sociales, su próximo objetivo es la reforma laboral y la privatización de las cajas de ahorros.

La reforma laboral va a ser el segundo hito en la historia de ZP. Va a imponer un nuevo tipo de relaciones laborales en las que los derechos de los trabajadores van a sufrir rebajas muy importantes. De hecho espero que el despido, que ya es libre, pase a ser casi gratuito. Al tiempo.

La agencia Fitch, la que ha rebajado la solvencia de España, ni siquiera se ha molestado en disimular y ya le ha dicho a ZP lo que tiene que hacer: drásticos recortes en los derechos de los trabajadores y que las cajas de ahorro se integren en el sistema financiero bancario y se dejen de sandeces de obras social y otras gaitas. Y en ello estamos.

Pero, volvamos al desempleo, que es preocupación de primera magnitud. Como era de esperar la primera consecuencia del recorte de los salarios, de las inversiones públicas y medidas similares, va a ser un menor consumo de todo tipo de productos y servicios. Y ello conlleva menor crecimiento del PIB.

Como España es fundamentalmente un país de servicios esto va a tener consecuencias tremendas en la generación de empleo que se va a estancar. Así que, por ese lado, lejos de ahorrar, se va a tener que dedicar más dinero, con lo que el déficit seguirá aumentando, salvo que, y no es descartable, se recorten también las ayudas a los desempleados.

Claro que también es posible que el representante del FMI, el tal ZP, en línea con lo que hace habitualmente, cambie la denominación de desempleado de forma que sólo tengan derecho a percibir ayudas unas doscientas personas y durante un semana como mucho.

En fin, a la larga, nada nuevo bajo el sol: más paro, más pobreza y más miseria.

miércoles, mayo 26, 2010

DELENDA EST DEMOCRATIA

Recurro a José Ortega y Gasset y su lapidaria y premonitoria “delenda est monarquia”, para constatar, como él hizo con el borbón de turno, que la democracia, tal y como la hemos entendido durante años, es decir la participación de los ciudadanos en la gestión de la “res publica” a través de las elecciones sencillamente ha muerto, ha sido destruida.

Este final se venía venir desde hace mucho tiempo. Justo desde que algunos políticos sin escrúpulos, especialmente en Europa y en los Estados Unidos, decidieron permitir a ciertas instituciones financieras tomar el control de la política , o dicho de otra forma, el día que el FMI, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo tomaron el control absoluto de las decisiones económicas y las impusieron a las políticas.

El momento en el que los gobernantes, del partido que fueran, supeditaron las decisiones políticas al monetarismo de las instituciones financieras, que están por encima y al margen de cualquier concepto democrático, comenzó la agonía de la democracia. El día en que esas instituciones pudieron decidir que déficit debe tener un país, una estado y qué política debe aplicar para conseguirlo, empezó la muerte de las políticas sociales.

Esto se traduce en hechos tan dramáticos como los que estamos viviendo en España en los últimos días, donde un gobierno elegido por los ciudadanos, incumple todos y cada uno de sus compromisos y se pliega sumiso a las decisiones de instituciones que no han sido votadas ni refrendadas por nadie y, sin embargo, pueden, con una simple llamada telefónica, imponer su criterio.

Puede parecer exagerado pero, en mi modesta opinión, la cuestión es de suma gravedad, porque se ha dinamitado de un sólo golpe la esencia misma de la democracia parlamentaria; el propio concepto del ciudadano como ser político participativo.

A partir de ahora será, si esto no cambia, indiferente a quien elijamos porque, al final las grandes decisiones políticas, estarán supeditadas a lo que dicten los mercados que, como se ha podido comprobar, escapan a cualquier control.

Es patético que un especulador en Wall Street pueda poner en jaque a toda una Unión Europea, obligar a sus países a llevar adelante una serie de recortes en sus políticas sociales como no se recuerda en muchos años y que no se haga absolutamente nada.

Pero ¿y la socialdemocracia, que había sido en buena medida, la que consiguió el estado del bienestar? Lamentablemente se ha limitado a integrarse en el sistema, no a defender sus propios logros y, presa del pánico, ha acudido rauda a salvar precisamente a los responsables de su propia destrucción. ¡Que disparate!

Así las cosas, es de esperar que van a llegar tiempos muy difíciles, muy complicados y en los que el retroceso social va a ser considerable. No hay que esconder la cabeza debajo del ala y pensar que estamos en una sociedad maravillosa y coherente que va a salir a la calle en defensa de sus derechos. ¿Que se puede esperar de unos sindicatos que vinculan una huelga a un mundial de fútbol?

Se impone una reflexión general, larga, sosegada, realista, que nos lleve, primero a resistir todo lo que se pueda en la conservación de los derechos y logros adquiridos años atrás, porque eso es hoy lo prioritario.

Después hay que plantear muy seriamente la lucha política, para lo que es imprescindible recuperar a la ciudadanía y que ésta se implique en conseguir que sea la política la que organice la economía y no al revés.

lunes, mayo 24, 2010

EL EMBROLLO DE LAS CAJAS



La intervención de CajaSur por parte del Banco de España, que se tendría que haber producido antes de que la entidad andaluza llegara la situación de quiebra en la que está, ha puesto de relieve una serie de factores al margen de la economía, que a los ciudadanos se les están ocultando deliberadamente y que son claramente de interés partidista.

Por eso resulta sorprendente que algunos políticos, especialmente del PP, tengan la osadía de pedir que las cajas se despoliticen y luego, de la mano de sus líderes Aguirre y Rajoy monten un espectáculo bochornoso por ver quien sería el presidente de Caja Madrid, si Ignacio González o Rodrigo Rato, a los que apoyaban respectivamente una y otro.

¿Es que acaso Rato no es un destacado militante del PP, que fue ministro de Economía con Aznar? ¿Es esta la despolitización que plantea el PP?

Pero no nos engañemos, el resto de formaciones políticas, con mayor o menor empeño, tienen también interés en que las cajas de ahorros no salgan de su ámbito regional, no escapen a su control, porque ellas son, en buena medida, fuente de su financiación, sin la que les sería muy difícil sobrevivir.

Es interesante observar los créditos que estas entidades conceden a los partidos, que los renegocian una y otra vez porque no pueden hacer frente a las deudas que contraen, especialmente en época electoral. De ahí la urgencia en que exista cuanto antes una verdadera Ley de Financiación de los partidos políticos.

En cualquier caso, el problema de la financiación es una de las razones fundamentales por las que las fusiones entre cajas de distintas comunidades es tan complicada y los políticos se muestran tan reticentes a que se produzcan. Quieren conservar su cuota de poder que equivale a garantizarse el dinero necesario para poder salir adelante.

Ahora bien, dicho esto, no es menos cierto que existe otro riesgo importante que es mucho más importante para los ciudadanos, y es que muchas cajas pasen a pertenecer a bancos, con lo que su actividad ya no sería, por ejemplo en el caso de la obra social, la misma. Y esto es esencial para el desarrollo de muchas zonas rurales. Es la temida privatización.

Es el caso, por ver un ejemplo reciente, de Caja Castilla-La Mancha, cuya obra social se va a ver afectada claramente tras su absorción por Caja Astur que, a su vez, la integra en un banco. La obra social pasará ahora a depender de una Fundación que ya veremos en el futuro como se desarrolla, pese a las buenas palabras de su presidente.

El riesgo de que las grandes cajas de Madrid, Caixa y BBK acaben liquidando a las pequeñas no es una fantasía, sino una realidad bien palpable. Por eso la mayoría prefieren que las fusiones se produzcan entre cajas de la misma comunidad, como es el caso de las dos gallegas o es de las andaluzas. Y aún así hay reticencias de todo tipo.

Por eso resulta incomprensible la actitud de los responsables de CajaSur que han preferido no fusionarse con Unicaja, incluso corriendo el riesgo de que el final la entidad cordobesa pase a manos extranjeras. Es de una irresponsabilidad rayana en la locura y que tendrá que ser muy bien explicada ante los cordobeses que tienen que estar perplejos ante tanto disparate.

Pero, en todo este embrollo, aún hay más porque ya en el colmo de lo inadmisible parece que en muchas ocasiones la aversión personal entre los gestores de las cajas o los negociadores ha frustrado alguna operación, como parece que ha sucedido con CajaSur y no es el único caso.

Y a todo esto, el señor gobernador MAFO, el del sueldo desconocido por tradición, sólo interviene cuando el mal es enorme y va a costar al contribuyente más de 1.000 millones de euros. Ver para creer.