Pocas horas después de lograr que se aprobara por un voto de diferencia el decreto de medidas para rebajar el déficit, han sucedido dos hechos que me parecen muy significativos. Por un lado una de esas agencias de calificación que gobiernan España, ha rebajado el índice de solvencia del país. De otro, el representante del FMI en nuestro país, un tal ZP, ha reconocido que el paro va a aumentar hasta 2012.
Verdaderamente no hacía falta ser una lumbrera para darse cuenta de que el decreto de medidas no va a servir para mucho porque, todo lo que no sea mejorar por la vía de la creación de empleo, es hambre para hoy y ganas para mañana, dicho de forma coloquial.
Se ha demostrado bien prontito que los mercados son insaciables y ahora, una vez conseguido el recorte de derechos sociales, su próximo objetivo es la reforma laboral y la privatización de las cajas de ahorros.
La reforma laboral va a ser el segundo hito en la historia de ZP. Va a imponer un nuevo tipo de relaciones laborales en las que los derechos de los trabajadores van a sufrir rebajas muy importantes. De hecho espero que el despido, que ya es libre, pase a ser casi gratuito. Al tiempo.
La agencia Fitch, la que ha rebajado la solvencia de España, ni siquiera se ha molestado en disimular y ya le ha dicho a ZP lo que tiene que hacer: drásticos recortes en los derechos de los trabajadores y que las cajas de ahorro se integren en el sistema financiero bancario y se dejen de sandeces de obras social y otras gaitas. Y en ello estamos.
Pero, volvamos al desempleo, que es preocupación de primera magnitud. Como era de esperar la primera consecuencia del recorte de los salarios, de las inversiones públicas y medidas similares, va a ser un menor consumo de todo tipo de productos y servicios. Y ello conlleva menor crecimiento del PIB.
Como España es fundamentalmente un país de servicios esto va a tener consecuencias tremendas en la generación de empleo que se va a estancar. Así que, por ese lado, lejos de ahorrar, se va a tener que dedicar más dinero, con lo que el déficit seguirá aumentando, salvo que, y no es descartable, se recorten también las ayudas a los desempleados.
Claro que también es posible que el representante del FMI, el tal ZP, en línea con lo que hace habitualmente, cambie la denominación de desempleado de forma que sólo tengan derecho a percibir ayudas unas doscientas personas y durante un semana como mucho.
En fin, a la larga, nada nuevo bajo el sol: más paro, más pobreza y más miseria.