No ha tardado mucho en mostrar su verdadera cara (dura) el presidente de Chile Sebastián Piñera. Tras la campaña populista que se organizó con el rescate de los 33 mineros el pasado octubre, ahora, pasada la euforia por ese éxito, que en absoluto le corresponde a él, llegan las medidas y las reformas para rentabilizar la economía con subidas de precios disparatadas. Suena de algo, ¿verdad?
El caso es que en Chile, al sur del país en la zona austral, existe una región que se llama Magallanes. Es una zona dura, en la que la vida de sus habitantes no es sencilla en absoluto y que requiere una gran esfuerzo para sobrevivir. Para hacerse una idea, baste saber que en verano la temperatura media no sobrepasa los 15 grados centígrados.
Esta región es una gran productora de gas natural y de petróleo. Gracias a ese gas los magallánicos puede vivir en condiciones más o menos aceptables, pero, evidentemente, necesitan la ayuda del Estado.
Hasta ahora, el gas natural es subvencionado por éste, que se hace cargo de la mayor parte de la factura, mientra que los ciudadanos vienen a contribuir con un cinco por ciento aproximadamente.
Piñera prometió durante la campaña electoral no subir el precio del gas de esta región. Pero ahora dice que para no acabar en la ruina como le ha pasado a España, hay que subir el precio del gas para poder mantener las inversiones del futuro. También me suena esta cantinela.
Para que nadie me acuse de no aportar pruebas esto es lo que dijo el entonces candidato:
El caso es que pretende subir el precio el 16,8%, lo que supone unos cinco euros cada mes, para una región en el que el sueldo medio es de 300 euros. Lo malo no es sólo la repercusión de la subida, sino los efectos colaterales que tendrá. Por ejemplo, se calcula que la repercusión será del 230% de ala en los precios de algunos productos alimenticios, el transporte y los combustibles.
Evidentemente la ciudadanía no se ha quedado quieta y ha bloqueado y paralizado la región magallánica, protesta que ya ha causado dos muertas, una niña de dos años muy grave y un caos generalizado en la región.
También se han visto afectados algunos visitantes de la zona, que tiene bastante turismo, y que no pueden salir de allí y, lógicamente, están algo preocupados.
Lo curioso del caso es que Piñera dice que hay que hacer rentable la extracción del gas, para que se puedan acometer inversiones en el futuro que garanticen que continúe el suministro. Lo que no dice es que los magallánicos consumen un millón de metros cúbicos al día de gas, pero una empresa canadiense que se llama Methanex, se lucra con la venta diaria de 10 millones de metros cúbicos de gas natural.
Finalmente quiero agradecer a Carmen (Ciberculturalia) habernos puesto en antecedentes sobre este asunto que, casualmente, está muy lejos de los titulares que otras protestas merecen en la prensa española.