He recordado al gran poeta gallego Celso Emilo Ferreiro autor, entre otros, de ese maravilloso poema que es longa noite de pedra, una de las mejores que he leído en el maravilloso idioma galego. El recuerdo es, sin embargo, contradictorio porque lo ha ocasionado quien, posiblemente, es uno de los responsables de que Ferreiro sea tan poco conocido o, por lo menos, no tanto como debería serlo: Manuel Fraga.
Resulta que a don Fraga, senador y presidente de honor del PP, le sentó muy mal que el senador del Bloque Nacionalista Galego, Xosé Manuel Pérez Bouzas, le recriminara que los 12 senadores gallegos del PP votarán en contra del uso de las lenguas autonómicas en la Cámara Alta.
Don Fraga, le dijo a Bouzas que no le consentía que le diera lecciones de nada y mucho menos de galleguismo. Verdaderamente no sé como no se le cae la cara de vergüenza al déspota de Vilalba que se ha pasado 16 años presidiendo la Xunta que es, que yo sepa, lo único que ha hecho por su comunidad en toda su vida.
Que atinados los versos de Ferreiro al referirse al régimen franquista como una longa noite de pedra, en la que personajes como Don Fraga se sintieron, sin que ellos lo hayan negando jamás, cómodos en la placidez de la dictadura.
Y ahora, este represor de lo galego, de todo lo que no fuera la sagrada unidad de la patria española, se siente ofendido y no admite lecciones de nadie. ¿Creerá el déspota que aún la calle es suya?
Que triste debe ser para muchos gallegos tener que soportar que personajes como este les represente. Él, hacedor de favores de todo tipo si la causa lo merece, el dispensador de dineros públicos a raudales para tapar bocas y mantener votos es la representación viva del nefando régimen de otro gallego que, igualmente, ignoró y despreció lo galego.
Fue presidente de la Xunta durante 16 años porque su propio partido sabía que, con él de candidato, jamás ganaría las elecciones generales en España. Que la desmemoria no es tanta como para dar el timón al del corazón de piedra.
Este insigne ministro franquista que aspiró a presidir el primer gobierno del sucesor designado por el dictador, que jamás ha hecho algo que mereciera la pena por la tierra donde nació, ahora no admite lecciones sobre galleguismo; el que ayudó a reprimir de forma entusiasta prohibiendo cualquier manifestación pública del mismo durante la longa noite de pedra.
Habría que preguntarle a este Xudas Iscariote, titulo de otro de los mejores poemas de Ferreiro, escrito tal vez pensando en él, por qué el idioma que tanto dice defender es sólo hablado como lengua habitual el 30 por ciento de los gallegos y ha bajado en los últimos años, hasta el extremo de que las ciudades es residual.
Desmemoriado, Fraga Iribarne, debería mantener un prudente silencio porque cualquiera le puede recordar sus desmanes: el cierre del diario Madrid, las muertes de Montejurra y Vitoria, sus ofensas a la ikurriña y debería escuchar respetuoso las lecciones de civismo que cualquiera le quiera dar.