Doy por sentado que ninguno estamos exentos de decir memeces contundentes a lo largo de nuestra vida. Pero también doy por hecho que, cuando se alcanza cierto nivel, como es representar a toda una nación, y encima se presume de progresista hay que ser muy cauteloso a la hora de hacer juicios públicos.
Lo cierto es que ya estoy hasta cierta parte de mi anatomía, que me cuidaré mucho de nombrar, de que se intente buscar por todos los medios posibles una explicación a la homosexualidad. ¡Que pérdida de tiempo!
Antes era un pecado, luego pasó a ser una enfermedad, previamente un vicio y durante muchos años, según quien lo dijera u opinara, las tres cosas a la vez. Francamente resulta aburrido tanto intento de encuadrar la homosexualidad más allá de lo que es: una opción personal.
Ahora, gracias a ese genio de la ciencia llamado Evo Morales, tenemos otra explicación. Resulta que según el líder cocalero son los pollos cargados de hormonas femeninas los que hacen que en Europa, y parece que sólo en Europa, hay esta desviación que, además, también produce calvicie.
Me parece que ni siquiera como broma tiene el Señor Morales, la más mínima gracia. Curiosamente se alinea con aquellos que, desde las perspectivas más retrógradas e intolerantes, procuran decirnos que sólo las relaciones entre hombre y mujer y destinadas a la procreación son las correctas. Curiosa coincidencia.
Si esto lo dijera alguno de los representantes del Vaticano, o algún ayatolá iraní o un ultra ortodoxo judío, no me sorprendería porque responde a su forma de entender el sexo: absurda, pacata y criminalizada.
Pero que lo diga de forma tan grosera uno que presume de ser un líder liberador es, cuando menos, inaceptable y aún me parece que me quedo corto en el juicio.
Estoy convencido de que en el fondo esto responde a la visión machista que persiste en muchos de estos líderes revolucionarios que niegan o persiguen la homosexualidad como si fuera un delito al más puro estilo estalinista.
En fin, quédese el majadero Morales con su visión estúpida de la homosexualidad pero que no nos pretenda convencer a los demás de que asumamos como buena esa idea por muy socialista que nos la quiera hacer.
Y, por supuesto, le aconsejo que no coma pollo, no vaya a ser que se desvíe de la virilidad socialista.