La furibunda, desproporcionada y dogmática reacción de los máximos representantes de la borbón-cracia con ocasión de la consulta efectuada en el pueblo barcelonés de Arenys de Munt sobre la posibilidad de que Catalunya se convirtiese en un estado de derecho dentro de la UE, demuestra, en mi opinión, dos cosas especialmente significativas.
En primer lugar el miedo cerval que en España produce el más mínimo intento de que se opine sobre cuestiones que afecten, por muy de lejos que sea, a la sagrada unidad de la patria. España es la patria común e indivisible de los españoles y a los que no les agrade que les den.
Por eso, muchas veces, me produce verdadera risa oír al ministro Rubalcaba cuando dice, para justificar el silencio al que es sometida la izquierda abertzale, que desde la democracia, siempre y cuando no sea por medios violentos, se puede defender cualquier idea, cualquier opción.
La reacción a la consulta absolutamente democrática y pacífica de Arenys, demuestra que eso es mentira. Habría de añadir el ministro que es defendible cualquier opción que no disguste a la España unidad de destino en lo universal, según la eterna definición de Falange Española.
La segunda cuestión es que hay una coincidencia absoluta entre los partidos constitucionalistas a la hora de impedir cualquier tipo de expresión soberanista, como bien lo ha expresado Maria Teresa Fdez. de la Vega, quien ha dejado bien claro que el derecho de autodeterminación no tiene cabida en la actual constitución. Algo que, por supuesto, ya sabemos de sobra. Ya están las Fuerzas Armadas para defender la integridad territorial.
Por lo tanto es inútil esperar de los dos partidos PP y Psoe cualquier tipo de aproximación hacia posiciones de comprensión, lo que no significa compartir opinión, en este asunto. Y esto vale para sus sucursales autonómicas, tal y como se ha visto con lo ocurrido en el País Vasco con el pacto entre Pachi López y Basagoiti y con la actitud del PSC.
Y, desgraciadamente, tampoco en IU, todos tienen muy claro esta cuestión y. en demasiadas ocasiones, se oyen voces que expresan una intolerancia absurda y penosa frente a la opción soberanista.
Y repito, no es que se obligue a nadie que se sume por fuerza al soberanismo sino, sencillamente, que se entienda que puede existir esa opción, que tiene derecho a expresarse y a intentar por todos los medios democráticos a su alcance, lograr convencer a la mayoría y, esto, incluye los refrendos a los ciudadanos. Es bueno conocer la opinión de los demás.
Parece ser que la experiencia de otros países como por ejemplo Canadá, donde ya se han realizado dos consultas sobre la independencia de Québec, no tienen validez y deduzco que sus sistemas democráticos no deben ser imitados. Claro que también es verdad que hay democracias de primera y de segunda y hasta de tercera.
Por todo esto, resulta muy lamentable, que ni siquiera nos podamos pronunciar libre, pacífica y democráticamente sobre una cuestión que, como todos sabemos también, y ya se han encargado los Pepiños y las Aguirre de toda clase de recordar, no tiene la más mínima trascendencia legal, ni jurídica. Entonces, ¿por qué esta terrible reacción?
Yo se lo digo: miedo a la libertad, miedo a la democracia, miedo al derecho de pensar por uno mismo.
Reacción que, además, está rodeada de una gran mentira porque el Ayuntamiento de Arenys no ha consultado a los ciudadanos sobre la posible independencia de Catalunya, sino que sencillamente aprobó en un pleno, dar apoyo logístico, es decir prestar un local municipal, a una entidad privada que fue la que ideó la pregunta en cuestión.
Pero, posiblemente, lo que más desasosiego me produce es la incomprensión de los españoles. La mayoría de los ciudadanos se suman de forma irreflexiva al bipartidismo unificador también en esta cuestión y hacen coro con aquellos que, como el expresidente de Extremadura, Rodríguez Ibarra, hacían del insulto demagógico a Catalunya el eje de su política.
Siempre di por bueno que dentro de un sistema federal, Catalunya podría encontrar una formula de convivencia saludable con España beneficiosa para todos, que dejara satisfecha a la gran mayoría. Hoy empiezo a pensar muy seriamente que esta posibilidad está cada día más lejana. Y como yo, otros muchos. Por eso crece el soberanismo.
Y creo, así mismo, que el problema no es encajar a Catalunya dentro de España. Estimo que desde España no se ha hecho jamás el más mínimo esfuerzo por entender a Catalunya ni a los catalanes y que, al final, todo se reduce a simplificaciones absurdas más propias de nostalgias imperiales.
Recomiendo, como ejercicio de reflexión, encarecidamente la lectura de la Oda a Espanya de Joan Maragall. Quizá aún estamos a tiempo.
14 comentarios:
¿Siempre me toca no estar de acuerdo? ¡Joder Txema!¡Joder!.
Tomémoslo con filosofía.
Arenys no provoca miedo, desagrado tal vez, molestia... seguro. Pero miedo, no.
Lo de Arenys es una trampa, una pequeña trampa de corte nacionalista, en un pequeño pueblo de corte marcadamente independentista se monta un referendum sobre la independencia de Cataluña. No sé, si la "consulta" se hace en Cornellá, Gavá, o algún pueblo de la periferia de Barcelona (mucho más poblado) el resultado hubiera sido diferente, ¿no crees?.
En plena crisis nacional, liarse a pedir la independencia es un acto de falta de solidaridad total para con los demás.
No puedo ser comprensiva con el nacionalismo porque me parece lamentable, para mí se equiparan ciertas posturas de nacionalistas costeros y las de los falangistas. No veo mucha diferencia entre unos salvapatrias y otros, salvo por el tamaño de su limitada casita. Supuran un odio a los demás que da asco. Date un par de vueltas por la red y luego me cuentas.
Creo que la sensibilidad del nacionalismo para con los demás brilla por su ausencia, y me remito a la campaña del señor concejal de no sé que pueblo que el año pasado inició una campaña traducida como "Adopta a un niño extremeño". Si eso no destila odio y desprecio que venga Dios y lo vea. Quien siembra vientos se arriesga a recoger tempestades, y sin querer mezclar esta conducta con la del pueblo de Arenys, creo que ambas han ido en el sentido de tratar de provocar una reacción. Bueno, ya lo han conseguido, supongo que estarán satisfechos. Ahora hablaremos unos cuantos de días sobre eso.
Te pido Txema que no cargues sobre mis espaldas complejos de antaño que no tengo (cuando Franco palmó, yo tenía dos años) el no ser nacionalista, no significa no ser demócrata, pero yo también tengo derecho a hacer valer mi punto de vista, que difiere y mucho del de los señores de Arenys, y supongo que también tiene derecho a ser tomado en consideración.
Por último, y en un tono algo más jocoso, me planteo qué sucederá si los habitantes del Valle de Arán (no sé si lo escribí correctamente) algún día decidieran ser independientes de Cataluña, ¿serían todos estos nacionalistas tan demócratas?
Tengo familia en Cataluña, mis primos son catalanes, algunos usan el catalán como lengua base pero no por eso renuncian a ser españoles. ¿Son menos catalanes? ¿Lo son de segunda categoría?.
Saludos cordiales
PD Aunque esto sea como muy serio me alegro mucho de que estés de vuelta, y espero que retomes tu otro blog... YA. Besos
Hola Anabel. La cuestión que tú planteas no es axactamente una respuesta a la que yo he apuntado.
Porque no se trata de una competición para saber quién es más o menos catalán por defender determinada postura política. No es esa la cuestión.
En mi opinión lo que es escasamente democrático es que plantear una pregunta sobre determinada cuestión cause tanto revuelo y pase a ser un tema de Estado.
Evidentemente el soberanismo en Catalunya es apoyado aproximadamente por un 20% de la población. Es una minoria, pero que merece ser escuchada. Y la mayoría debe aprender a escuchar a la minoría.
Por otro lado, creo que hay dos tipos de nacionalismo que difieren de la idea que se suele hacer del mismo. Uno agresivo y excluyente y, por lo tanto, rechazable, y otro que tiene más que ver con el sentimiento de pertenencia a una cultura determianda que tiene preocupación por acabar por desaparecer.
Está claro que está última también tiene consecuencias políticas y personajes detestables pueden aprovechase de ese sentimiento legítimo. No estaré jamás en esa posición.
De la misma forma que Rosa Díez la ha ofrecido ser candidato a la alcaldía de Huelva al padre de Mari Luz. Es un oportunismo de la peor especie.
Yo no me considero nacionalista excluyente, pero si creo sinceramente que las personas partidarias de una Catalunya independiente deben tener derecho a expresarlo publicamente.
En todo caso, tu discrepancia me parece saludable y muy positiva porque creo que hay que conocer la opinión de los demás. Y la tuya es valiosa y expuesta con contundencia pero respetuosamente.
Sería un necio si me encerrara en un despacho con todos los soberanistas catalanes y no nos abriéramos a los demás. Un necio digno de ser apaleado.
Y, además, he dejado claro que nadie, ni dentro ni fuera de Catalunya tiene que aceptar el soberanismo (prefiero esta palabra a nacionalismo) como un dogma. Nada de eso.
Pero si sostengo que los soberanistas no pueden ver permanentemente insultada o menospreciada su opción o, aún peor, perseguida.
un saludo muy, muy cordial
Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Si estuvieramos en un Estado Federal y hubiera habido referéndum, por ejemplo en el País Vasco, seguramente esa España de la que tanto hablan muchos estaría más unida y seríe menos excluyente. La repercusión del referéndum ha sido totalmente desproporcionada.
Yo soy federalista y me parece que esa sería una solución, pero desde luego defenderé siempre a los pueblos que quieran seguir su propio camino si esa propuesta es mayoritaria en dicho lugar. Lo que no se puede es imponer por decreto ley una nacionalidad. El caso de Quebec debería servirnos de ejemplo. Pero claro, aquí con la iglesia hemos dado.
Salud y República
Pues tampoco yo veo el miedo por ningún lado. Lo único que provoca son reacciones igual de estúpidas de otros estúpidos nacionalistas (La falange asesina, por ejemplo). Por otro lado, claro que nuestro Estado de Derecho tiene la obligación de defender la integridad territorial, ¡menudos inútiles si no lo hicieran así! y defenderla mientras que exista un ciudadano que resida en Catalunya que desee seguir manteniendo el status vigente. Tenemos la Constitución que tenemos, y antes de criticarla hay que conocerla, y antes de intentar cambiarla, quizás desarrollarla y hacerla efectiva. No es una mala Constitución, y el catálogo de derechos y libertades es lo suficientemente extenso para mostrarle respeto (compárala con la del 31 y te llevarás una sorpresa).
Claro que las minorías tienen su cabida en el sistema democrático, eso nadie lo ha negado, pero también la mayoría tiene el derecho de expresar su disconformidad con esa minoria. Y las leyes están para cumplirlas.
Siempre, repito siempre desde que por mi mismo empecé a pensar por mi mismo, me he tenido por una progresista, de izquierdas, y siempre he pensado lo mismo: ser nacionalista es cosa de fachas, y el discurso nacionalista siempre, reitero siempre, no ha ido tanto la afirmación de la propia identidad nacional (y otras zarandajas místicas) como al odio al otro.
Se que no está muy de moda y desde que se metió en política Savater no está muy bien visto en ciertos ámbitos, pero su definición del nacionalismo y la "heterofobia" es muy explicativa y recomendable.
Me da rabia que se organice la que se organice en ese pueblo, estoy seguro que existen cuestiones más importantes y relacionadas con la política municipal que se podrían solucionar por referendum.
Pues muy bien SBM, me alegro de que hayas expuesto tu opinión con total libertad, pero te digo que discrepo bastante, en el fondo y algo en la forma.
A mi no me satisface esta Constitución por varios motivos y no son precisamente los que tienen que ver con el sobraranismo, sino con la monarquía y con elevar la economía de mercado a rango de norma constitucional.
Por supuesto que las Fuerzas Armadas deben garantizar la integridad territorial pero supongo que se referirán a cualquier agresión exterior. No a libre derecho de opinar sobre la forma de estado o la conveniencia de permanecer en determinado estado.
En cjuanto a la descalificación tan genérica del nacionalismo, en la línea de savater, pues digo lo de siempre como cualquier generalización puede resultar peligrosa. Y lo mismo podráimos decir del nacionalismo español del que nadie suele hablar, por cierto.
Y, si no hay problema ¿a qué viene que intervenga el abogado del Estado (falangista por cierto) a impedir una iniciativa privada?
Y para finalizar te aseguro que yo no tengo odio a nadie, ni fobias, ni juzgo a los demás por su origen o creencias. Lamento que eso no lo hayas entendido.
Querido Txema, en primer lugar alegrarme de tu vuelta a estos lares.
Tanto tu entrada como las respuestas a los comentaristas me han parecido muy interesantes y me dan mucho que pensar.
Estoy con Rafa que si desde el comienzo se hubiera apostado por un Estado Federal que es casi lo que somos aunque con matices, es posible que no se demonizaría tanto las posturas que reivindican mayor grado de autonomía, de autogobierno e incluso de independencia.
Nuestro miedo al que el país se rompa es eso, tan solo miedo y ponemos en valor aspectos que nunca se dieron. Nunca hubo una España única salvo la unidad obligatoria franquista, que fue una imposición más que una realidad.
Nos da tanto miedo que la gente se exprese libremente que produce reacciones que si son muy preocupantes y que son utilizas muy torticeramente por algunos sectores políticos.
La manipulación del sentir catalán por la derecha es lo que nos debería dar miedo, más que la consulta realizada por un municipio a sus propios ciudadanos.
En fin, el tema da mucho de sí. Y seguirá dando.
Por cierto, lo que cuentas de Rosa Diez y su oferta de alcaldía consolida la pésima opinión que tengo de ella, de lo que dice, de lo que hace y de lo que pretende.
Bienvenido. Besos
Gracias Carmen. Me alegro de tenerte por aquí. Me he pasado ya por tu casa y he dejado un comentario "conciliador" que no "preconciliar".
Bien, aparte de bormas, es cierto que el tema del nacionalismo catalán da para mucho más que una opinión apresurada en un blog.
Desgraciadamente hay que sintetizar y, con ello, se pierde la oportunidad de profundizar y comentar matices que sí son importantes.
De hecho, son precisamente esos matices, lo que dan más importancia a la cuestión en si misma.
Si alguien afirma que "me siento sólo catalán y deseo un estado propio para Catalunya", si se acompaña de "aceptaré en todo caso lo que la mayoría desee", tiene un efecto mucho menos nocivo que una declaración de soberannismo sin más.
Me han sorprendido algunos comentarios por su fobia antinacionalista porque considero que precisamente esa fobia, a la que la izquierda española se ha sumando de forma irreflexiva, ha tenido consecuencias nefastas que aún hoy pagamos.
Precisamente, si en Euskadi existe ETA y el independentismo abertale tan radical, es porque la izquierda estatal no fue capaz de asumir en su día el hecho nacional vasco como parte de su ideario y lo condenó como opción de fachas, sin más.
Si el PSE y el PCE hubieran hecho un mínimo esfuerzo por integrar el nacionalismo, jamás habría existido el fenómeno ETA en la forma en que lo conocemos.
Pero claro, se dejó en manos de la derecha el sentimiento nacional y esa supo explotarlo muy bien.
En Catalunya no fue así y aunque con matices (una vez más) el PSC y el Psuc supieron integrar a buena parte del nacionalismo y por eso siempre se ha considerado extravagante cualquier tipo de lucha armada.
Es mentira que esos partidos sean sólo representantes de la inmigración.
La derecha catalana no ha podido monopolizar ese factor como "hecho diferencial" y por tanto, no puede presionar por ese lado.
En fin, como bien dices, hay para mucho. Pero me desanima tanta incompresión.
Un saludo y bienvenida
D. "Kabi" gracias por tu aportación. No te he contestado antes porque he tenido el ordenador paralizado.
En efecto yo creo que el federalismo sería la solución ideal, pero...
No sé si no me he explicado bien, o no me has entendido en absoluto.
Es posible que no haya entendido nada en absoluto. A veces me ocurre.
Pero la afirmación de que ser nacionalista es cosa de fachas, no necesita de una mente privilegiada para entenderse. Es bastante clara.
Aún así, repito, que es muy posible que no haya entendido nada.
Perdón, voy a comentar algo que no tiene nada que ver con la entrada, pero es que me has dejado intrigada. ¿Qué libro es "La cerretera"?. Te lo pregunto porque a mi me gusta más un libro con nombre raro, que a un tonto un lápiz, y no consigo mandarte un correo para iluminarme.
Gracias y disculpa la intromisión.
Saludos
Eres tú la que tienes que tienes qie disculparme. No es la cerretera, sino la carretera, de McCormac.
Lo siento mucho. De todas formas no entiendo lo del correo, ¿por qué no puedes enviarlo?
Hola Txema, me incorporo hoy de nuevo a la blogocosa, estoy contigo, con Carmen y con Rafa.Un beso enorme.
Muchas Gracias Gèni. ¿Qué tal el nieto?
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