sábado, noviembre 07, 2009

HACE 92 AÑOS


Hoy se cumplen 92 años desde que un grupo de personas entraron por una puerta lateral del Palacio de Invierno de Petrogrado y dieron comienzo a una serie de hechos revolucionarios que durante diez días estremecieron al mundo, como relató maravillosamente John Reed.

Muy poco, por no decir nada, queda, salvo en la memoria de algunos, de la obra que pretendió ser la primera revolución socialista mundial y que, por motivos de diversa índole, quedó en un intento fallido y terrible que, también, aunque de forma bien distinta a la que esperaban fervorosos esos primeros revolucionarios, conmovió los cimientos de la historia.

Uno de los motivos que originó ese tremendo fracaso fue, sin duda, que el Partido Comunista soviético se convirtió en una organización burocrática, encerrada en si misma y con una especie de infalibilidad ideológica que le llevó a equivocarse en repetidas ocasiones sin que hubiera la más mínima corrección ante los hechos que demostraban tozudamente los errores.

No es mi intención recordar esos hechos, ya parte de la historia, sino utilizarlos como recurso para señalar mi preocupación por el futuro de Izquierda Unida y sus consecuencias para la sociedad española.

Ayer, algunos compañeros escribieron con brillantez lo que consideran un mal comienzo en IU de la Comunidad de Madrid. De hecho, reproduje íntegro el artículo de uno de ellos, Rafael G. Almazán, que me pareció verdaderamente interesante y compendio de nuestro sentimiento general ante el rechazo a debatir la propuesta de IU Abierta de cara a los próximos envites electorales.

Sin embargo, estoy seguro de que, para muchos, el artículo de RGA será únicamente una variedad de agresión fraccionalista a quienes detentan la mayoría, un recurso al pataleo o una rabieta. No habrán entendido nada.

Se trata -creo- de un texto que denota dos cosas esenciales: por un lado, una profunda preocupación y, por otro, una no menos intensa decepción por la actitud de quienes tienen, precisamente por ser la mayoría, más responsabilidad en sus actuaciones políticas.

Es cierto que se afirma, por ejemplo, que la mayoría no prestó atención al documento presentado por lo que se ha dado en denominar IU Abierta. Pero esto, no es más que la mera constatación de un hecho. Es decir, se impidió el debate con argumentos tales como que el citado escrito no suponía enmienda alguna al texto presentado por esa mayoría.

La realidad es, sin embargo, muy distinta porque ese texto se basa en las líneas que apuntalan la refundación de IU, mientras que el de la mayoría se aleja de unos criterios que fueron fijados en la última Asamblea Federal. ¿Cómo se puede decir que no enmienda, si lo que hace es precisamente eso?

Una vez más, nos encontramos ante los hechos consumados. La mayoría cree que esa condición, que nadie discute, equivale a posesión de la verdad absoluta, descartan estar equivocados y no consideran necesario debatir otras propuestas. Ese es su gran error.

Por otro lado, leo en algún medio de comunicación que el documento alternativo lo presentó el grupo que lidera Inés Sabanés. Tampoco éstos han entendido nada o, aún peor, pretenden desviar el meollo del debate para eludir el fondo de la cuestión.

Inés Sabanés no lidera grupo alguno. Sencillamente, una serie de militantes de IU-CM, hemos reconocido en ella una serie de valores que hacen que consideremos que debe ser una de las personas llamadas a ejercer un papel determinante en eso que se supone va a ser la refundación de IU. Tiene lo que se suele considerar autoridad moral.

El liderazgo, en mi opinión, se ejerce, mientras que, la autoridad moral, se reconoce como un valor personal por parte de los demás que no la discuten porque no supone una relación jerárquica, sino ética. El primero, por tanto es disputable, la segunda no.

Creo que, como señala RG Almazán, hemos empezado mal, y nos puede ocurrir como a los sucesores de los revolucionarios de 1917 que, por enclaustrarse en su infalibilidad, se convirtieron un partido anquilosado e inservible que acabó expulsado del poder por un demagogo subido en un carro de combate.

Corremos el enorme riesgo de que nos pase, después de noventa y dos años para aprender, lo mismo y que, algún o alguna demagoga, nos expulse de la vida política y nos envíe directamente a los libros de historia como un simple recuerdo de otra utopía fracasada, en un momento decisivo para una ciudadanía desconcertada que espera respuestas y soluciones y, sobre todo, está harta de no ser escuchada.

4 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Chapeau, d. Txema, su artículo aclara muy bien todo el sentimiento y la reflexión que pretendía expresar en el mío.
Gracias.

Salud y República

Txema dijo...

Muchas gracias D. Kabi, no siempre es fácil acertar en las interpretaciones de otra persona, por muy próxima que nos sea.

un fuerta abrazo ¡como no! republicano.

Ciberculturalia dijo...

Pues sabes una cosa, querido Txema, que leyéndote y lo he hecho dos veces seguidas para ver si modificaba mi opinión, me ha entrado una profunda, por no decir profundísima preocupación.

Pensé que ese debate interno de vuestra formación política era superable. El artículo del otro día de Rafa no me pareció o no lo supe entender que la situación era tan grave.

Por lo que cuentas y si la cosa no se endereza, los perdedores no serán los propios afiliados a IU, somos los ciudadanos de izquierdas que no encontramos oidos a nuestras voces, a nuestras denuncias porque o bien el Psoe se ha derechizado vergonzantemente o bien IU ha iniciado una etapa de luchas intestinas.

No sabes, Txema, qué desilusión, qué preocupación y qué rabia... mientras todo esto ocurre, la derecha, la impresentable e involucionada derecha va ocupando espacio.

Perdona el rollo.
Un beso
Carmen

Martine dijo...

Algo ajena, geograficamente hablando, que no ideologicamente, aprendo de vuestras Entradas y de vuestros análisis... Por ello me limito a leer,y lamentar con y como vosotros esta situación...

Besos.