lunes, octubre 11, 2010

Y AHORA EN VIENA

Son muchos los que antes, y también ahora, me acusaban de alarmista cuando advertía de que frente a nuestras mismas narices se estaba produciendo un serio ascenso del fascismo sin que se hiciera nada por impedirlo. Pues bien, ayer en las elecciones municipal y estatal de Viena, el FPÖ (Partido Liberal Austriaco) ha logrado el 27 por ciento de los votos y se sitúa como la !segunda¡ fuerza después de la socialdemocracia. Y no será el último caso.

El FPÖ ya formó gobierno en Austria, país que recibió sanciones (que se pasó por el forro) gracias a su discurso racista, nacionalista a ultranza y claramente pro nazi. Y Austria no es uno de esos países que han sufrido las terribles garras del comunismo y puede tener un sarampión-reacción. Más bien al contrario, los austriacos, padecieron en primera persona y mucho antes que otros, la dictadura nazi.

Tampoco es un país con un escaso nivel cultural, ni dominado por la pobreza, ni políticamente atrasado. No, se trata de una nación bastante culta, con un buen nivel de vida y con un estado federal consolidado sin tensiones nacionales internas. Un país en muchos aspectos ejemplar.

¿Qué pasa entonces para que este fenómeno se extienda como una mancha de aceite por toda Europa? ¿Es que nos hemos vuelto todos unos fascistas de la noche a la mañana? Sinceramente me parece bastante improbable.

En mi opinión, y sé que me expongo a duras críticas, una buena parte de responsabilidad de este ascenso de la extrema derecha corresponde a los partidos de izquierda. Y, por supuesto, no sólo en el caso austriaco, sino en todos los estados donde este fenómeno se registra con mayor o menor énfasis. Evidentemente España no va a ser la excepción y dentro de muy poco vamos a tener ocasión de comprobarlo.

Por qué afirmo semejante cosa: porque la izquierda aferrada a sus ideas ha sido incapaz de entender que para muchos ciudadanos, alejados por completo del fascismo y del racismo, la inmigración si supone un serio problema, atizado convenientemente por el miedo.

Y, en vez de encauzar esa preocupación, de intentar con argumentos demostrar lo equivocada que es esa acritud, lo incierta y peligrosa que es la idea de que el inmigrante es el responsable máximo de todos los males de un país, se ha limitado, salvo escasas voces, a descalificar sin más como xenófobo y racista, cualesquier intento, por muy bien intencionado y tímido que fuera, de abordar con un poco de sensatez este problema no para sumarse al discurso discriminador sino para evitar que acabe arrasando todo.

Tal estrechez de miras, que algunos llaman el buenismo de la izquierda, y yo prefiero denominar como la insensatez, va a causar que los partidos verdaderamente racistas tengan cada vez más audiencia y votos y al amparo de la democracia acaben por destruirla, al menos en parte.

¿Y qué pasará el día que esos partidos si tengan la capacidad suficiente para imponer por vía parlamentaria leyes discriminadoras? Entonces nos llevaremos las manos a la cabeza y nos preguntaremos qué como es posible tal estado de cosas. Y evidentemente la responsabilidad será de los electores. Pues no señores, no es así. La izquierda tiene la obligación ética y política de entender que esa percepción negativa existe, incluso entre muchos de sus simpatizantes.

Ya hemos tenido un primer ejemplo en Francia, donde no ha ocurrido absolutamente nada con la expulsión de gitanos. Nada de nada. O sea, que las primeras víctimas del “buenismo” serán precisamente aquellos a los que hay que defender.

Ya sé, lo reitero, que esta opinión no es compartida por casi nadie. La verdad es que a estas alturas me importa muy poco porque prefiero seguir alertando contra ese peligro, ahora que aún estamos a tiempo, que permanecer en silencio.

Esconder la cabeza debajo del ala ante un problema no suele ser una buena táctica. La izquierda debe cargarse de razones, de argumentos, de datos, de discursos y no recurrir a la descalificación como única solución a un problema cada día más grave como es la impunidad con la que resurgen estos movimientos.









12 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Desde luego si te refieres a la llamada izquierda que detenta el poder aquí --hablo del PSOE-- llevas razón. Si te refieres a Izquierda Unida no sé dónde ha sido remisa en denunciar a estos xenófobos. Y ha intentado que se aprobaran mociones y resoluciones contra estos desalmados. Naturalmente sin éxito, debido a su fuerza parlamentaria.
Y haces bien en seguir denunciándolo, es muy grave y aunque sea desde nuestros pequeños altavoces hemos de seguir haciéndolo.

Salud y República

Txema dijo...

Gracias Rafa, porque tu opinión para mi es muy importante y lo sabes.

Camino a Gaia dijo...

Por desgracia estoy de acuerdo en tus predicciones y con tu análisis. Creo sin embargo que nos enfrentamos a un fenómeno que tiene un origen mas antropológico que social.
No me desenvuelvo en un ambiente de intelectuales, sino de trabajadores. Creo que las idealizaciones de "la clase obrera" ha llevado a la izquierda a postular sobre un mito en vez de sobre una realidad. Confundimos ideas con emociones. También identificamos al fascismo con una cruz gamada y eso nos distrae de lo que ocurre mientras no veamos los mismos símbolos.

No sé si mis previsiones son aún mas sombrías que las tuyas. Sin embargo, aunque siempre me ha parecido ver en los partidos de izquierda una falta de visión, no los creo causantes ni responsables de lo que va a ocurrir. Aunque solo entiendo la izquierda desde la globalización de derechos, y no parece que a un trabajador acomodado le preocupe en exceso lo que le ocurra a otro en el otro extremo del mundo.

mariajesusparadela dijo...

También yo estoy de acuerdo con lo que dices. Y viendo, espantada, crecer a la ultraderecha.

Txema dijo...

Camino muy sabias tus palabras, muy sabias.

Yo si responsabilizo a cierta izquierda, como ha señalado Rafa, por no asumir su responsabilidad y dejar que los movimientos de extrema derecha, precisamente porque no llevan la gruz gamada se muevan a sus anchas.

Tu reflexión me ha parecido extraodinaria y enriquecedora.

Maria Jesús: comparto tu espanto y me imagino que tu desasosiego porque sencillamente no sé como va a acabar todo esto pero me parece que muy mal.

¡Ojala que me equivoque! pero se parece cada vez más a los años anteriores a la llegada de Hitler.


saludos

Marcos dijo...

Txema, tu análisis siempre certero es un atisbo de sensatez entre tanta moderación reprimida.
Por cierto, felicidades por tu relato para el Concurso. Para mí, fuiste uno de los tres mejores.
Saludos progresistas de Madrid.

Ciberculturalia dijo...

Me he leído a fondo tu entrada y creo que comparto tu análisis. De alguna manera lo que llamamos izquierda, o al menos la izquierda que ha ejercido el poder desde la gobernanza, enlos países europeos, tiene una responsabilidad enorme en la situación en que nos hallamos. De una u otra forma, han decepcionado al electorado que poco a poco ha ido tornándose más desafectado, más pesimista en relación con los partidos a los que votaba. Esto ha ocurrido en muchos países. Ahora en Austria, hace dos días en Suecia y suma y sigue.

El pesimismo nos está larvando, no solo individualmente, sino como colectivo. Es lo peor de la situación, la creencia de que nada puede hacerse... mientras la calle libre para la extrema derecha.

A lo mejor mañana lo veo con más sonrisas, no crees?

Buenas noches. Un beso

Daniel F. dijo...

La Izquierda no existe, el Socialismo ha desaparecido "de facto"; la izquierda esta confundida entre quitar fronteras de un lado y aliarse con nacionalistas (de dudosa reputación) en otro. ¿Que ha sido de la distribución de la riqueza generada? ¿Quien habla de globalizar derechos laborales, nominas y medio ambiente?.
Están perdidos en sus "burrocracias internas", sus listas cerradas, sus coches oficiales y sus pensiones vitalicias.
Eso la gente lo ve, lo siente, se palpa...
Por eso cuando alguien dice que va a echar a los inmigrantes les escucha y si les escuchan, ya tienen mucho camino andado....
Soy un persona socialista (no del pesoe)...

Txema dijo...

Marcos, sólo me resta agradecerte tus elogios. Sobre el relato me alegro de que te haya parecido digno de estar entre los tres mejores. Pero el de Calvarian es insuperable y se sitúa a años luz.

Carmen, coincido punto por punto con tu certera visión de las cosas. Claro que el pesimismo esta larvando entre la ciudadanía.

No me cabe la menor duda de que eres consciente de las similitudes que hay en Europa actualmente y la República de Weimar. Ya lo dije hace meses.

Crisis económica, desempleo galopante, inmigración, falta de un mensaje potente de la izquierda socialista, descrédito del sistema parlamentario etc. Ya sabemos que final tuvo aquello.

Si, hoy lo veremos con más sonrisas.

Temujin, bien venido y considérate en tu casa vitual. También pertenezco al socialismo y tampoco al Psoe. Lo que dices me parece sensato porque es la deducción lógica ante lo que vemos.

Pero, entonces me asalta una duda: por qué la desaparición de la izquierda clásica se traduce en un apoyo masivo a la derecha?

Parece contradictorio que una buena parte nos quejemos de la falta de izquierda pero el PP supera cada día más al Psoe y, aún peor que IU no avance más allá del 6%.

saludos

Dilaida dijo...

Txema comparto totalmente tu análisis. Todo esto que está ocurriendo es muy grave y pienso que la gente que somos de izquierdas a veces pecamos de pasividad.
Bicos

Txema dijo...

Dilaida: pasividad y muchas veces negacionismo de los problemas que no nos gustan.

saludos

Desclasado dijo...

Por si le vale de algo: esta entrada la podría haber escrito yo.
Tampoco es que mi opinión tenga ningún peso: si me he puesto "desclasado" de apodo no es por casualidad.
El otro día dije (en otro sitio) que "a la extrema derecha la está trayendo la extrema estupidez de la izquierda".
MIentras unos se organizan, plantean propuestas (que gustarán o no) y se autoarrogan salvadores de la civilización, la "izquierda" si es que alguien sabe qué es eso y dónde está hoy en día, se dedican a jugar a las casitas/mezquitas con los inmigrantes musulmanes (aún más fascista el Islam que "nuestra" Iglesia católica), al waltdisney con animalitos que hablan y merecen más derechos que los humanos, al oenegerismo que con rascar un poquito suelen salir agencias de viajes "solidarios" encubiertas, al sindicalismo apesebrado...

Y si criticas esto recibes el bofetón: xenófobo, racista, fascista.

Y se pretende que el trabajador de a pie no se vea llamado por los cantos de sirena del fascismo, que siempre promete orden, trabajo, lumbre en el hogar y tal...

Pues vaya... Habrá que empezar a mirar si la culpa siempre es del fascismo o qué parte de culpa tiene una izquierda que no llega al pueblo porque vive en mundos de Yupi propios.

Perdón por la extensión, pero es que este tema me calienta.

Saludos.