sábado, enero 29, 2011

SOBRE EL PENSIONAZO

En las democracias parlamentarias los gobiernos que son sustentados por una mayoría, ya sea propia o apoyada por una alianza o pacto de legislatura, tienen asegurada, salvo catástrofe, la aprobación de las leyes que consideren necesarias y convenientes. Los votos de los diputados pueden convertir en ley, incluso aquellos proyectos que sean manifiestamente impopulares.

Durante muchos años el parlamentarismo sólo sirvió a la clase dominante y, en realidad, sólo muy recientemente, los trabajadores, mediante nuestras organizaciones políticas, hemos tenido acceso a esas sedes representativas y a la posibilidad de formar gobiernos salidos de las urnas que con un programa avanzado representan los intereses de la clase dominada.

Así, en puridad democrática, los trabajadores no tendríamos nada que temer desde el momento en que, con una mayoría parlamentaria suficiente, se pudiera conformar un gobierno de orientación socialista que es precisamente la llamada de defender sus derechos de clase

De aquí podemos deducir que la clase trabajadora habría renunciado a la toma del poder por la vía revolucionaria, aceptando la legitimidad parlamentaria, en la confianza de que sus derechos como tales trabajadores no serían conculcados.

Pero, ¿qué pasaría si esa mayoría socialista, legislara, por los motivos que sean, de forma contraria a los intereses de quienes representa, incluso vulnerando los puntos programáticos sobre los que se sustentó su victoria electoral?

Evidentemente, los trabajadores tendríamos el derecho democrático de retirar de inmediato la confianza a ese gobierno, bien exigiendo su dimisión y la convocatoria de nuevas elecciones, o bien, derribándolo por otros medios más expeditivos como podía ser una permanente movilización.

En definitiva, el gobierno que actuase así, estaría cometiendo un fraude democrático y poniendo en riesgo la propia esencia del sistema parlamentario, que se basa sobre todo en cumplir el mandato que los representantes de los ciudadanos reciben de aquellos a quienes representan (no sustituyen) sobre la base de aquello para lo que se les ha elegido.

Al engañar a sus electores, ese gobierno perdería toda clase de legitimidad para seguir siéndolo.

Por otra parte, los trabajadores, incluso antes de poder participar activamente en la vida política, tuvimos a los sindicatos como defensores de nuestros intereses. Ciertamente los sindicatos nos son organizaciones políticas y no concurren a las elecciones, pero si participan de ella y deben tener un papel muy vigilante para que los derechos de este colectivo no se vea perjudicado.

Su función, evidentemente, no es legislar, pero si impedir, con los medios que tienen a su alcance, que las leyes destruyan derechos de los trabajadores. Su papel no es negociar recortes en esos los derechos, para evitar un teórico mal mayor, sino oponerse a que esto ocurra.

Por tanto, con cualquier clase de gobierno, los sindicatos tendrán que estar atentos a las posibles maniobras o desviaciones que puedan producir decisiones lesivas, con las armas que les son propias, es decir, las movilizaciones de la masa trabajadora

Pero, igualmente, qué pasaría cuando un sindicato incumpliera de forma inexplicable el mandato recibido de la gran mayoría de los trabajadores y pactase con un gobierno un acuerdo que fuera francamente demoledor para los intereses de estos.

Y todavía peor, qué pasaría cuando ese sindicato se arrogara la representación de todos los trabajadores cuando sólo representara a una parte y ademas hubiera recibido un mensaje expreso de no ceder ante las posturas que pretendieran un retroceso en los derechos sociales.

Pues, al igual que en el caso del partido que traiciona a sus electores, ese sindicato perdería legitimidad, perdería credibilidad y muy posiblemente ya no representaría a quien dice representar, con lo cual habría que llegar a la conclusión -penosa- de que debería ser relevado y abandonado.

Como conclusión, podría decir que esta hipotética situación vendría a demostrar que abandonar imprudentemente caminos alternativos al parlamentarismo, confiarlo todo al juego de las mayorías y abandonar las movilizaciones para actuar sólo mediante la negociación, cuando no se tiene fuerza suficiente, sería una barbaridad.

Claro que, evidentemente, esto es sólo una ficción porque los partidos socialistas nunca legislan contra los trabajadores y los sindicatos jamás negocian lo innegociable.




22 comentarios:

Eastriver dijo...

jajaja, eso digo yo, lo del final, claro. Está muy bien eso, proponer si algún día eso acabara sucediendo, pero claro, es tremendamente improbable. Un abrazo.

m.eugènia creus-piqué dijo...

Muy bueno el último párrafo, es cierto, nunca lo harían...
Petons.

Txema dijo...

Ramón, y Géni está claro, ni un partido socialista osaría legislar contra los derechos de los trabajadores, ni los sindicatos aceptarían semejante situación, sin llamar a la movilización.

Habéis captado muy bien que hablo de algo imposible.

Martine dijo...

"Claro que, evidentemente, esto es sólo una ficción porque los partidos socialistas nunca legislan contra los trabajadores y los sindicatos jamás negocian lo innegociable".

Despierta, Txema... y bienvenido al (triste) mundo real..

Para compensar: un beso.. sé que no es mucho, pero además suscribo tu Post, entero,excepto este final onírico y feliz..

Desclasado dijo...

Ayyyyy... Me duele el alma de leerte.

Saludos.

Freia dijo...

... y la clase trabajadora es la clase trabajadora combativa y consciente precisamente de su clase y está en lucha permanente para que pelear por el mantenimiento y la mejora de sus derechos.
Malos tiempos esos de su hipotética historia-ficción.

Un abrazo enfadado y cansado al tiempo.

Txema dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Txema dijo...

Martine ¿Poco un beso tuyo?

Es mucho más de lo merezco. Con él calmas mi desanimo, mi frustración.

Con un beso tuyo recibo fuerzas para seguir creyendo.

Un beso tuyo me ayuda, cura las heridas.

Un beso tuyo...

Dilaida dijo...

Ay Txema, y yo que cuando leí el título de tu entrada me llevé una inmensa alegria; pones "Pension-azo", y yo inocente, pienso, "a pesar de la crisis, los sindicatos consiguieron que el gobierno aumente las pensiones".
Jajaja es una broma, aunque no tan cruel como la que nos están jugando los "sindicatos" que nos están dejando con la "pensionita", claro que tampoco hay problema, tampoco nos dejan muchos años para disfrutarla.
Bicos

RGAlmazán dijo...

Una ficción ficticia. Malos tiempos para la lírica, donde el partido socialista es de derechas, los sindicatos pactan rebajas y los trabajadores y ciudadanía en general no mueve un dedo para oponerse. ¡Una maravilla!

Salud y República

mariajesusparadela dijo...

Los tres últimos renglones lo dicen todo de ti.

Ciberculturalia dijo...

Toda la razón: los sindicatos nuncan negocian lo innegociable y los socialistas nunca legislan contra los trabajadores.

Porque si ello no fuera así, habría una REVOLUCIÓN ya que nuestra sociedad es una sociedad activa, solidaria y comprometida.

Bueno, dicen que soñar es gratis

Besos

Txema dijo...

Pues Dilaida yo tampoco habría imaginado que los sindicatos negociarían la prolongación de la edad de jubilación a los 67 años y un recorte del 20% en las pensiones futuras.

Aún creo que es una broma pesada.

bicos

Txema dijo...

Freia, también estoy cansado. Me parece que estamos llegando al final, que la derrota es total.

besos

Txema dijo...

Rafa, tú crees que lo que dices es una ficción? Lamentablemente por lo que respecta a este país parece una dura realidad.

Quién me iba a decir que envidiaría a los tunecinos y egipcios.

un abrazo

Txema dijo...

Desclasado, coincido por completo con el diagnóstico de Angeles Maestro pero, en nada, con sus esperanzas.

La transición ha sido letal para la izquierda y el movimiento obrero y no hay posibilidad de recuperción.

Si Corriente Roja cree que existe la más mínima posibilidad de recuperar por la vía de la lucha la iniciativa ante el sistema incurre en un error mayúsculo que no tendrá más consecuencias que su propia decepción.

un abrazo

Txema dijo...

Efectivamente Carmen soñar no cuesta nada. Lo malo es cuando te despiertan del sueño...

besos

Desclasado dijo...

"estamos llegando al final, que la derrota es total".

Cada vez me asalta con más frecuencia un pensamiento: "lárgate de este país, esto ya está finiquitado". Y no me refiero al plan Merkel de "vente pa Alemania, Pepe", me asaltaba de antes y cada vez es con más frecuencia.

Es eso, es sensación de derrota, de casi imposible recuperación, de nada que hacer.
Sí, esto es derrotismo puro y duro, pero es como me siento.

Txema dijo...

Pues coincidimos Descla. Si yo btuviera 30 años menos me iba de aquí mañana mismo.

saludos

Daniel F. dijo...

No se como se le ocurre pensar que un gobierno cuyo partido político tiene las siglas S y O de Socialista y Obrero, legisle en contra de la mayoría en beneficio de una ínfima minoría. No es posible que retrase la edad de jubilación o los sueldos de los trabajadores, que prime los beneficios de compañías eléctricas permitiendo subir los precios a las mismas un 600% por encima de la inflación. Eso es una utopia.
Unos sindicatos cuya siglas dicen UNION GENERAL DE TRABAJADORES y COMISIONES OBRERAS, no permitirán la mínima reducción de los derechos de los trabajadores. Usted me parece que no vive en España, en España estas cosas no pasan, ¡¡¡hombre!!!...

Un saludo

Txema dijo...

María Jesús, los tres últimos renglones expresan decepción, cansancio y pesimismo.

saludos

Es verdad Ttemujin, ya me decía mi padre que vivo en otro mundo. Tenía razón.

un saludo

Anónimo dijo...

Estamos en la España del esperpento.
Para colmo, una visión global nos da aún una perspectiva aún mas sombría.
Pero tal y como van las cosas, tarde o temprano la gente se echará a la calle.
Parece ser, por lo que dan las encuestas, que todavía se nos puede embaucar con la ilusión del todo fácil de la derecha: ultraliberalismo y ya está. Lo que pasa, es que no sé si se podrá ir mas lejos de lo que ha ido este gobierno.