Ayer viví, en compañía de decenas de miles de personas, una tarde de reivindicación cívica por la reparación de una indignidad que se extiende por demasiados años. Hombro con hombro, palabra con palabra, surgieron las voces templadas por los años, exentas de venganza, pero que que reclaman justicia. Y recordé...
Recordé esta mañana de tranquilo y apacible domingo primaveral que, hoy hace 36 años, ellos, a los que siempre hemos dado la espalda, si pudieron. Ellos si tuvieron su revolución y derrocaron una dictadura que se perpetuaba desde 1926.
Grândola, Vila morena, un aldabonazo, una canción que hoy he vuelto a escuchar casi reverencialmente, emocionado y con respeto al digno pueblo portugués que si quiso y si supo expulsar de su vida y estar atento para que no volvieran las feroces fauces del salazarismo.
¡Noble Lusitania, no te imaginas cuanto te envidio!
Lisboa, amaneció cubierta de claveles rojos en las bocanas de los fusiles, armas que no eran para matar, sino para traer la libertad a un pueblo apacible, como cualquier domingo de primavera.
Ellos si pudieron y nosotros aún estamos esperando poder enterrar definitivamente el franquismo y aún no vemos forzados a pedir justicia.
Las manifestaciones de ayer en varias ciudades españolas y de fuera de nuestro país, con una significativa presencia ciudadana, demuestra que el hartazgo por la pervivencia de ese régimen ominoso que creyó lavarse la cara con la sacralizada transición, está llegando al límite.
No se pueden consentir por más tiempo la amnesia y el olvido deliberado y criminal del franquismo. Por mucho que se empeñen los que hoy son sus ideologos del siglo XXI, encabezados por la mayor parte de los dirigentes del Partido Popular, una de las derechas más reaccionarias y revanchistas del mundo que, como único argumento, recurren al insulto y la descalificación zafia.
¿Cómo es posible que a Mariano Rajoy no se le caiga la cara de vergüenza, al decir que las manifestaciones son una agresión brutal contra el Tribunal Supremo? ¿Es que ya no recuerdan las campañas que, a través de sus medios de comunicación afines, hicieron con motivo del juicio del 11-M? Qué pronto ha olvidado las acusaciones hechas a la policía por la trama Gürtel y las del franquista Mayor Oreja sobre la connivencia del PSOE y ETA.
Por mucho que se empeñe su inmoral aliado Joaquín Leguina, hay que decir alto y claro: si, la derecha española es en su mayoría cavernícola, franquista y reaccionaria.
Ayer hubo pruebas suficientes de civismo para que muchos tomen nota. Y no se trata de una amenaza, se trata de una decisión del pueblo soberano. Ya no aguantará mucho más tiempo este tinglado urdido entre los franquistas y quienes pactaron con ellos.
Es hora de reivindicar claramente y para siempre la memoria de los ofendidos y humillados.